Se refiere el filólogo Álex Grijelmo,
en su habitual artículo de los domingos en El País, al palabro
‘modisto’, que incluso ha sido aceptado por la RAE, porque tiene
la costumbre de aceptar todo aquello que el uso popular consagra.
Aparece en el artículo citado la también
filóloga Eulalia Lledó, que poco antes había comparado la
aparición de ese término inadecuado con la del igualmente
inadecuado ‘portavoza’.
Pero no es el mismo caso, a mi entender.
La palabra modisto no pudo surgir por machismo, porque éste estaba
en el ambiente y era aceptado por todos. Si hubiera sido por eso
también habrían surgido ‘ebanisto’, ‘ciclisto’, ‘dentisto’,
‘periodisto’, ‘futbolisto’, y tantas otras.
Se trataba de una cuestión de prestigio.
Las mujeres entonces estaban consideradas como inferiores a los
hombres y quienes se dedicaban a ese oficio no querían ser
confundidos con ‘las’ modistas, lo suyo era de un nivel superior.
Parece mentira que durante tanto tiempo
se haya podido considerar que las mujeres fueran menos inteligentes
que los hombres, a pesar del trato diario e íntimo, pero es que los
seres humanos no vemos la realidad, sino que la interpretamos. Aunque
tengamos las cosas ante los ojos, muchas veces no las vemos.
Lo mismo ocurre con los nacionalistas que
se niegan a ver la realidad tal como es, e inventan otra que no tiene
nada que ver con lo que realmente ocurre, pero es lo ven, y aunque
este modo de proceder les perjudique mucho, no se enteran de eso.
Incluso son capaces de ver a los etarras como de los suyos y de
hacerles homenajes.
La humanidad se ha constituido sobre una
injusticia, como lo es la consideración de la mujer como ser
inferior, y las injusticias son perjudiciales para todos. La
humanidad ha vivido muy de espaldas a la justicia. Pero tratar de
enmendar una injusticia con otra no es el camino.
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