La costumbre de imitar todo lo que viene
de fuera, sin llevar a cabo previamente un detenido estudio sobre su
conveniencia, no puede traer buenas consecuencias.
En este caso se trata de los juicios con
jurado popular, puestos de moda por el cine. Para introducirlos en
España se utilizó un argumento falaz: se trataba de involucrar a la
sociedad en la administración de la justicia. Es falaz porque la
sociedad está perfectamente involucrada a través de los
profesionales de justicia.
Por algo es que el inocente prefiere ser
juzgado por un juez profesional, acostumbrado a ver casos, a dejar de
lado sus emociones y creencias y atender nada más que a los hechos,
mientras que un jurado puede ser impresionable, no tiene pericia para
valorar las pruebas, ni costumbre de evadirse de sus ideas previas.
En resumidas cuentas, el error es mucho más probable en un jurado
popular que en un juez profesional, aunque, lógicamente, nadie está
libre de equivocarse.
A la vista de la condena que le ha caído
a Rodrigo Lanza, es lícito moralmente el pensamiento de que le ha
favorecido el ser juzgado por un jurado popular. Supongo que un juez
profesional habría sido, porque su conciencia no le habría
permitido otra cosa, mucho más severo.
Rodrígo Lanza se presentó ante el
jurado popular con un corte de pelo totalmente diferente al que solía
usar, con un aspecto general muy distinto del que tenía cuando
perpetró su delito. Tampoco era el primero, y siempre sus agresiones
tienen consecuencias graves para sus víctimas.
La violencia es profundamente
antidemocrática y debe ser erradicada, puesto que está siendo
utilizada profusamente, en sus modalidades física y moral, por
partidos políticos antisistema, como son los nacionalistas y los
populistas.
Como se comprueba una y otra vez, los
juicios con jurado popular no sirven para erradicar la violencia.
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Tránsito en la mirada'
'Te doy mi palabra'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Tránsito en la mirada'
'Te doy mi palabra'
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