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lunes, 3 de octubre de 2016

Las cosas de El País

Se conoce que cuando la gente vota lo contrario de lo que tiene establecido El País como correcto sus redactores pierden la cabeza y ya no saben lo que dicen.
Uno de los primeros titulares que he visto esta mañana en El País decía: “Colombia se asoma al abismo al rechazar la paz con las FARC”. ¿Cómo se va a asomar al abismo si está tratando de salir de él? No es lo mismo estar sentado en una redacción que haber padecido los embates de las FARC. Esto último condiciona mucho. Mario Mendoza explica en un vídeo, plausible, que merecía la pena votar que sí al acuerdo, pero los colombianos han decidido otra cosa y ahora veremos si saben encontrar otro camino hacia la tan ansiada paz. Uno de los principales escollos consiste seguramente en que la lucha con las FARC tampoco se ha desarrollado por los legítimos cauces de la ley y esta es una reivindicación que los terroristas pueden esgrimir.
En otra noticia del mismo diario, también de hoy, se da cuenta de un atraco a punta de pistola. Y yo no sé si en los manuales de estilo de este medio pone que las pistolas se afilan, para pinchar con ellas a quien sea.
En otro lugar habla de abstención patriótica, de donde resulta que causar perjuicios económicos y de todo tipo a la nación es patriotismo. Claro que esta no es la línea a editorial del periódico en ese punto concreto, sino que seguramente sigue la táctica de la Iglesia de adaptarse al poder establecido en cada punto. Eso lo dice en una región en la que el fanatismo, los delirios, las tergiversaciones y los sueños de grandeza del pasado están a la orden del día, porque ahí la historia no se investiga, sino que se sueña. Para leer cosas sensatas hay que recurrir a Dolca Cataluña y similares.

martes, 13 de septiembre de 2016

España y el proceso de paz de Colombia

Es difícil saber desde España la situación real de Colombia, aunque se pueden hacer muchas deducciones sobre el caso. De cualquier modo, hay una cuestión clara: Las FARC son terroristas.
Que el gobierno colombiano haya decidido que la mejor solución es pactar con los terroristas haciéndoles concesiones es decisión suya y de los colombianos, pero no tiene ningún derecho a pedir que los demás le aplaudamos por ello.
En España tenemos experiencia con el terrorismo. Surgió de forma injustificada gracias a que hay partidos nacionalistas que les han proporcionado coartadas morales y esas coartadas han posibilitado también que las personas infames hayan mirado hacia otra parte, cuando que hayan apoyado o escondido a los terroristas. Es decir, para que haya terrorismo se necesita alguna coartada moral que permita a un grupo de desalmados contar con el apoyo de una masa social.
Siempre el Estado, por muy corrupto que sea, representa la ley y el orden. Tratar de destruir al Estado es tratar de destruir a la nación. Por tanto, la solución de los problemas no consiste en destruir al Estado, y es seguro que el proceso de paz de Colombia si no ha destruido al Estado, lo ha debilitado mucho, sino en tratar de mejorar lo que hay. Mediante el terrorismo nunca se consigue nada bueno, como demuestra la degradación del País Vasco, en el que se homenajea a los etarras, y del resto de España, que contempla con indiferencia tamaña afrenta a las víctimas del terrorismo.
El gobierno colombiano puede resolver sus problemas como quiera, pero el gobierno español debería mantenerse totalmente al margen del asunto, habida cuenta de que no es un triunfo de Colombia, sino del terrorismo. Esos representantes de las FARC que van a firmar el acuerdo no pueden visitar Estados Unidos porque si lo hicieran serían puestos a disposición de la justicia inmediatamente. Son terroristas.

martes, 5 de octubre de 2010

Lo de Chávez con ETA

El protagonista de la canción “El rey” dice que “con dinero o sin dinero su palabra es la ley”. La cuestión de Chávez es muy distinta. Su palabra no vale nada. Todo lo hace con el respaldo del inmenso poder que ha conseguido. Un demócrata no puede sentirse feliz con tanto poder como tiene el caudillo venezolano. Un demócrata aspira a profundizar en la democracia. Un dictador busca acumular poder.
Hugo Chávez es tan brutal y despiadado y cuenta con unos cuantos gobernantes de otras naciones sometidos a su imperio, que hace y deshace a su antojo sin preocuparse por nada más. Pero incluso amigos suyos como Zapatero y Moratinos se ven obligados a hacer como que protestan por sus fechorías. Es tan evidente y notorio que el gobierno venezolano protege y entrena a los etarras, y también a otros grupos terroristas, como las FARC, que el gobierno español de vez en cuando ha de pedir explicaciones. Chávez, como de costumbre, reacciona insultando a todo el mundo, hasta que llega un momento en que Moratinos dice que las explicaciones de Chávez están bien y se termina todo.
Con el tiempo, las evidencias se hacen insoslayables, porque cada vez son más, se obtienen incluso sin buscarlas. Y a Chávez no le queda más remedio que echar mano de su desfachatez, porque su imperio se basa en gran medida en la ayuda que le prestan los matones y no puede dejar de colaborar con ETA, con las FARC, y con la gentuza de este tipo que pulula por el mundo. La última es que el embajador venezolano ha insinuado que los etarras que han confesado que fueron entrenados en Venezuela pudieron ser torturados. Pero es mucho más fácil de creer que se tortura en Venezuela que en España. A lo mejor, Zapatero acaba por cansarse de tantos insultos y entonces veremos dónde se mete Chávez.

'Espejismos'
'Hablar sin palabras'
'Los tiburones han muerto'
'El Cid contado a los niños'
'Ninfas'
'El día del juicio'
'El Palestino'
'Poesía reunida'

viernes, 1 de octubre de 2010

Rafael Correa, en apuros

Es evidente que la obligación del gobierno español con respecto a la situación por la que atraviesa Ecuador es la de condenar a los agresores de su presidente, lo que no es de recibo es que Zapatero se haya apresurado a telefonear a Rafael Correa. Debería haberse limitado a hacer un simple comunicado institucional. Con su gesto, el presidente del gobierno español ha dado pie a que se piense que hay una cierta camaradería entre ambos.
Hay que tener en cuenta que el propio hermano del presidente de Ecuador, Fabricio Correa, ha dicho que quien gobierna su país es Chávez y en la misma entrevista ha calificado a Rafael de corrupto. No hace falta ser muy avispado para comprender que Fabricio está en lo cierto. Tampoco es ningún secreto la dependencia de Rafael Correa del dictador venezolano. Todos los que dependen de éste, como él mismo, aspiran a eternizarse en el poder, y no es ninguna casualidad que la comparación con el hondureño Zelaya haya salido a relucir.
El gesto de Zapatero es, por otra parte, total y absolutamente insolidario con los ecuatorianos descontentos que, sin haber participado en la revuelta, miran con preocupación la deriva que toma su país. El propio Fabricio Correa, que ha condenado el golpe, es uno de los descontentos.
Hugo Chávez, al que últimamente le sale todo mal, ha aprovechado la ocasión para dar rienda suelta a su espíritu bufonesco, acusando a Estados Unidos de ser los culpables de lo sucedido. Como si no fuera el propio Correa el desencadenante con sus modos totalitarios y con su total supeditación al propio Chávez, hasta el punto de que da cobijo en Ecuador a las FARC. Rafael Correa ha aprovechado el hecho para decretar el estado de excepción, con lo que algunos piensan que él mismo ha provocado el golpe, para poder dar el paso citado.
Fidel Castro también se ha apresurado a brindar su apoyo a ese lacayo de Chávez que preside el gobierno de Ecuador.

'Hablar sin palabras'
'Los tiburones han muerto'
'El Cid contado a los niños'
'Ninfas'
'El día del juicio'
'El Palestino'
'Poesía reunida'
'Ese modo que colma'

sábado, 17 de julio de 2010

Chávez llama a su embajador en Colombia

Y todo porque el gobierno de Colombia ha dicho lo que es de dominio público, que las FARC encuentran cobijo en Venezuela, como también se sabe que ocurre lo mismo en Ecuador. El problema para los españoles es que toda esta gentuza, Chávez, Castro, Correa, Morales, se lleva muy bien con nuestro Zapatero, con nuestro Moratinos, con nuestro gobierno, en definitiva. También se lleva bien con nuestro gobierno Mohamed. Hay un refrán cuyo enunciado es: “Dime con quién vas y te diré quién eres”. Pues todos los citados anteriormente son dictadores o actúan de modo dictatorial.
Hugo Chávez no se ha privado de alabar a las FARC, el petróleo le permite tal descaro. Pero cada vez que se descubre alguna prueba de su vinculación con los terroristas, en lugar de disculparse y de prometer que no ocurrirá más, insulta y amenaza a quienes le han descubierto. El descaro y el petróleo le permiten eso. Y también los dirigentes calzonazos que le bailan el agua. De Chávez cabe esperar cualquier atrocidad y ningún milagro; es decir, el hecho de que hiciera una buena acción, por pequeña que fuera, podría ser considerado como un milagro, pero definitivamente eso es imposible que suceda.
Colombia, que combate el terrorismo de las FARC, ese terrible cáncer que tiene en su seno, con una fe y un entusiasmo dignos de ser apoyados e imitados. En cambio, no puede decirse que en esta lucha contra el crimen reciba la más pequeña ayuda de sus países limítrofes, sino que los terroristas cruzan la frontera con la seguridad de que a partir de ese momento se encuentran a salvo.
Chávez amenaza a Colombia con romper las relaciones y este país no tiene más opción que la de no dejarse intimidar por las amenazas. Todo lo que hace Chávez en este sentido va en beneficio de las FARC. Esperemos que algún día los venezolanos se cansen de este sujeto que no respeta ni a Simón Bolívar.

'La ciudad desplazada'
'Tus colores son los míos'
'El filósofo entre pañales'
'Dichos, comparaciones y frases populares'
'Homero, Ilíada'
'Switch in the red'
'Diccionario Web 2.0'
'Tiempo de vida'

sábado, 13 de febrero de 2010

De Repente (a Kagar), Chávez

No es Hugo Chávez uno de esos dictadores que se limitan a tapar todos los resquicios por los que puedan colarse sus enemigos, sino que además alardea, insulta y, en definitiva, humilla a todos los venezolanos. Ya no se conforma tampoco con tener esa vergüenza de programa que se titula “Aló presidente”, que termina cuando el propio Chávez lo decide, y en el que se han visto actuaciones bochornosas, como la de mandar las tropas a la frontera con Colombia.
No se conforma con ese programa y ahora ha establecido otro que se llamará “Y de repente, Chávez”. Pretende, no cabe pensar otra cosa, que los venezolanos sueñen con él. Lo que saben los venezolanos que no están embrutecidos es que no pueden esperar nada bueno de él, puesto que el dinero que obtiene del petróleo no lo va a utilizar para resolver los problemas de los venezolanos, sino a procurarse una red de gobiernos satélites y a desestabilizar a los que tiene por enemigos. Entre sus actividades se cuenta el apoyo al grupo terrorista FARC. Los gobiernos alineados con Chávez se niegan a colaborar con el colombiano en la lucha contra el terrorismo. Con esto queda dicho todo sobre ellos.
La situación de Hugo Chávez es cada vez más difícil, dada la situación económica del país, que no tiene visos de resolverse, porque no es probable que su gobierno logre reconducir la situación. En este sentido, el nuevo programa presidencial puede obedecer a la intención de doblegar un poco más al pueblo venezolano, para que acepte las cosas tal y como son en la actualidad, sin que pueda ni siquiera soñar en la caída del líder.
Y sin embargo, el gobierno español, tan reticente a reconocer al gobierno de Honduras, mantiene relaciones amistosas con el venezolano, como también las mantiene con el marroquí. Gobiernos ambos, el de Venezuela y el de Marruecos, que insultan y crean todos los problemas que pueden a España.
'Troppo Vero'
'Ojos que no ven'
'Gabinete de crisis'
'Caja de herramientas'
'La Odisea contada a los niños'
'Fantasías animadas'
'El fundamentalismo democrático'
'El Levante del siglo XXI'

martes, 8 de septiembre de 2009

Oliver Stone hace el ridículo

Se le preguntó a Oliver Stone por el lado oscuro de Hugo Chávez y respondió lo siguiente: "Pues claro, todos tenemos un lado oscuro, pero ¿por qué debería interesarme si está haciendo tantas cosas bien?" Mediante esa respuesta viene a demostrar el cineasta lo poco que le importa la justicia. En estas condiciones su película no merece ningún crédito y no es probable que yo la vea jamás.
Si no le interesa ver el lado oscuro, su visión de lo que él llama lado bueno no puede ser sino parcial e interesada. El lado oscuro proporciona dolor y sufrimiento; significa también que se usa el dinero de los venezolanos para asuntos que no son del interés de éstos; el lado oscuro significa compadreo con las FARC.
Empeñarse en decir que hace cosas bien y que las que hace mal no le interesan es como decir que Stalin hizo cosas bien. Si se presenta una opinión al público ha de hacerse de modo objetivo, explicando por qué está bien lo que se califica de este modo. Y desde luego, no se puede olvidar el lado oscuro. Hay que analizar concienzudamente los pros y los contras y presentarlo de modo imparcial. Sin embargo, lo de Oliver Stone parece pura propaganda. Habrá que pensar que gratuita. Porque ya sabemos que Chávez no tiene vergüenza, pero dinero sí.
También se atrevió a decir el propagandista del caudillo venezolano que a quien debemos decirle que calle es al Rey, con lo que demuestra de nuevo su poco respeto por la ortodoxia y la verdad. El Rey pidió a Chávez que callara porque quien tenía la obligación de hacerlo no se atrevió. Hugo Chávez es como uno de esos enriquecidos sin clase, ni escrúpulos, ni fundamentos, que lo arrolla todo con su prepotencia y su actitud en aquel momento no tiene defensa.

jueves, 3 de julio de 2008

Ingrid Betancourt y Álvaro Uribe

Un secuestro, aunque sólo dure un instante, es una atrocidad. Cuando se prolonga a lo largo de tanto tiempo como el que ha estado cautiva Ingrid Betancourt, es seguro que produce daños irreparables. Cambian muchas cosas en la vida de una persona y sobre todo porque no puede seguir la trayectoria que hubiera llevado de no haberse producido el secuestro. De modo que todos debemos alegrarnos de que por fin haya logrado la libertad y pueda volver a vivir como una persona digna.
Algunos equiparan a las FARC con el gobierno de Uribe y esta comparación tiene un vicio de origen. Uribe puede ser mejor o peor, pero es el presidente electo y las FARC son terroristas. Siempre hay que estar en contra de los terroristas, aunque combatan a un gobierno por el que no se sienten simpatías. Con esto no estoy explicando mi opinión sobre Uribe, cosa que tampoco tiene relevancia, sino manifestando que quienes “comprenden” a las FARC porque están disconformes con Uribe hacen muy mal por partida doble. Todo aquel que se precie de demócrata debe estar a favor de la ley en todo trance. Y como ser humano no debe ser indiferente al sufrimiento de los demás.
Por su parte, Uribe puede ver como su popularidad crece como la espuma y acaso se sienta capaz de acabar con las FARC. Pero no debe olvidar que es un presidente democrático y que se debe a las normas y costumbres de su país. Por tanto, no puede ser tenida como buena su intención de presentarse a una tercera reelección. Un demócrata sabe que nadie es imprescindible y que su misión es trabajar por su pueblo. La democracia no es un sistema perfecto, tan sólo es el menos malo de todos. El protagonista es el pueblo y los dirigentes que creen que son ellos se comportan como caudillos. El pueblo se equivoca mucho, como es natural, pero si le quita el protagonismo se acaba la democracia. Así que entre acabar con las FARC o salvar la democracia es preferible lo segundo. De todos modos, el destino de todo grupo terrorista es perecer.
De momento, brindemos por la liberación de Ingrid Betancourt y deseémosle que reencuentre de inmediato su camino en la vida.

jueves, 13 de marzo de 2008

El drama de Colombia

Desde hace muchos años los terroristas vienen envenenando la vida de los colombianos. Los españoles sabemos lo que significa vivir bajo el terror de ETA, temiendo el próximo asesinato, coche bomba o secuestro. También conocimos la impotencia de ver como los terroristas se refugiaban en Francia. Afortunadamente, ya pasaron esos tiempos. Ahora la colaboración antiterrorista de Francia es total.
También es presumible pensar que al igual que ocurre en España, los terroristas colombianos cuentan con el respaldo o las simpatías de parte de la población. Esta cuestión es la más desesperante de todas, puesto que es la que permite sobrevivir a las bandas terroristas. Si no tuvieran apoyos la lucha antiterrorista sería sólo policial. Cuando hay base social, no queda más remedio que intentar erradicarla, para eso es fundamental el discurso político con el que se lleva a cabo la acción. Y nuevamente surgen los obstáculos, dado que no faltan quienes con ambigüedad calculada lo que hacen es proporcionar argumentos a los terroristas y sus bases.
De modo que los sucesivos gobiernos colombianos no sólo tienen que trabajar para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, sino que se ven obligados a destinar gran parte de sus recursos a la lucha contra el terror. Esto es una terrible rémora para la nación colombiana. Es un error grave pensar que alguien puede salir beneficiado con la inestabilidad de Colombia.
Las naciones del mundo van tomando consciencia de que la lucha antiterrorista requiere de la colaboración internacional. En el caso de Colombia, la colaboración mínima e indispensable de las naciones limítrofes sería que impidieran que los terroristas de las FARC pudieran cruzar sus fronteras para refugiarse. Lamentablemente, en el último episodio, ocurrido en Ecuador, el presidente de este país en lugar de comenzar congratulándose por el éxito de la operación, se fijó en primer lugar en que se había violado la frontera. Hubiera sido justo si esa violación hubiera tenido como objeto algo que fuera en contra de los intereses ecuatorianos. También cabía la opción de que Correa se disculpara por no haber sabido impedir que los narcos entraran en Ecuador.
El presidente de Colombia no debe esperar ninguna ayuda de Chávez, no tiene ningún motivo para ello.

jueves, 6 de marzo de 2008

La OEA, indigna

Toda persona que se precie tiene una escala de valores. Tener una escala de valores significa reconocer que unas cosas tienen prioridad sobre otras. Las FARC llevan mucho tiempo asesinando, secuestrando y cometiendo todo tipo de atrocidades en Colombia. No es un grupo que haya surgido recientemente. La primera obligación de Rafael Correa, presidente de Ecuador, era la de disculparse ante Álvaro Uribe, presidente de Colombia, por no haber sabido impedir que los terroristas se refugiaran en su país. Tratándose de la lucha contra las FARC, que no es un grupo cualquiera, la violación de la frontera debe quedar en segundo plano. Es más, debería haber autorizado expresamente cualquier otra acción similar contra el mismo grupo o, en su defecto, comprometerse a impedir que ese grupo terrorista se refugiara en Ecuador. Lejos de eso, advirtió que podría haberse empezado una guerra. Pero antes que Correa, acaso antes que nadie, gritó Chávez y lo hizo tal y como se podía esperar de él, insultando a Uribe y poniéndose de parte de los terroristas. Hay personas que continuamente ponen de manifiesto su maldad, todo lo que intentan es nocivo para la humanidad y no hay modo de impedir que lleguen hasta las más altas magistraturas. Quizá llegue un tiempo en que la humanidad no pueda permitirse esos lujos y que no tenga más remedio que poner controles para evitar que personas sin principios éticos puedan dedicarse a la política.
En los ordenadores incautados a Raúl Reyes figuran documentos que vienen a poner las cosas en claro, a desenmascarar a Hugo Chávez y a su acólito Rafael Correa.
Vergonzosa la actitud de la OEA o, mejor dicho, de los presidentes de los demás países, que se pliegan ante el poder del petróleo de los venezolanos, que está en manos de Chávez. La OEA debería colaborar abiertamente con Colombia, para vencer a las FARC. La OEA debió haber censurado a Chávez, por su primer mensaje, pero el caudillo venezolano los tiene comprados a casi todos.
Lo que va comprendiendo Uribe es que todavía hay alguien peor que los terroristas de las FARC y es Hugo Chávez.

martes, 22 de enero de 2008

Las FARC, grupo terrorista

Un grupo armado que asesina, comete atentados, secuestra y mantiene en cautividad durante años a sus víctimas, no puede ser considerado más que como un grupo terrorista. Los españoles, por nuestra parte, ya hemos podido darnos cuenta de que siempre hay impresentables capaces de, a la vista del público, poner paños calientes a los criminales, comparando sus actos con las resoluciones judiciales. No nos puede extrañar, por tanto, que otro nefasto personaje, como Hugo Chávez, trate de arrimar el ascua a su sardina, que no es otra que subvertir todo lo que pueda.
Es cierto que en América del Sur hay problemas graves. Si los hay en Francia o en Estados Unidos, ¿cómo no los va a haber allí, en donde, además, arrancan de tiempos lejanos? Ocurre que, como es sabido, no se puede hacer el bien con el mal. Quizá en las mentalidades colectivas de los pueblos, por circunstancias de cualquier índole, se instala algún complejo de culpa, que les lleva a elegir a los peores representantes posibles, como si quisieran convencerse de una vez y por todas, de que por los caminos que llevan no se va a ninguna parte.
Un grupo terrorista, como las FARC, lo que hace es dificultar e impedir al cabo el progreso de su nación. Ayudarlas a que pervivan significa sumir en el temor y en la pobreza a una gran cantidad de personas. Es conveniente saber que con el terror no hay que dudar nunca. El terror debe desaparecer.
El mejor modo de erradicar la pobreza, de ayudar a las personas a encontrar su dignidad, de luchar por la justicia, está inventado desde hace mucho tiempo. También se sabe que las cosas no surgen de un día para otro, sino que hay que echar las semillas y abonar y regar la tierra y trabajarla para que broten y se desarrollen. La idea revolucionaria consiste en crear escuelas, alfabetizar a la gente, mejorar sin pausa la educación y no cabe ninguna duda de que todo ello desembocará en el deseo de los ciudadanos de profundizar en la democracia y de procurar que cada vez haya más justicia. Utilizar como recurso el terror y la venganza lleva a lo contrario.

domingo, 6 de enero de 2008

Las FARC y Chávez

Las FARC tienen como tarjeta de presentación sus secuestros y ya con eso es suficiente para saber que no se puede esperar nada bueno de ellas. Si hay algún problema en Colombia, lo único que pueden hacer las FARC es agrandarlo o aprovecharse de él. Ninguna persona de bien debería aprobar la existencia de las FARC ni ninguna de sus actividades. No obstante, siempre puede haber gente las apoye, al igual que en España la PNV no le interesa de ninguno de los modos que desaparezca ETA, puesto que sin el terrorismo el PNV nunca hubiera llegado a ser lo que es. Al igual que Ibarretxe, con su solemne desparpajo es capaz de equipar el terrorismo etarra con las sentencias judiciales, ya venía resultando extraño que Chávez, siempre dispuesto a desestabilizar allí en donde pueda, no tratara de aprovechar en su favor algunas de las actividades de las infames FARC. Finalmente, ha organizado el numerito de la liberación de tres rehenes, mediante el cual ha conseguido en las portadas de los periódicos, lo que le ha permitido insultar y bravuconear a diestro y siniestro. Esas actividades suyas, tan deplorables e indignas, encandilan a bastante gente, principalmente a aquella que deja que su pecho se llene de odio y resentimiento, con lo que sienten que hablan por boca de Chávez.
Uribe, por su parte, ha sido listo y ha demostrado que Chávez es un embustero, aunque la evidencia no ha hecho desistir a éste de su empeño de sacar todo el partido mediático a este asunto y siga maniobrando en este sentido. Incluso ha utilizado a Kirchner, que indignamente se ha prestado, para este menester.
Las FARC y Chávez, juntos o revueltos, forman un conglomerado infame, que no debería tener cabida en nuestra sociedad, como tampoco Fidel Castro o ETA, ni ninguno que no respete la vida humana, la dignidad de la persona. Es vergonzoso, que sea una nación la guardiana del mundo y no la ONU, que es la que tendría autoridad moral para impedir que ningún gobierno, asociación o grupo que no respetase los derechos humanos, lograra reconocimiento internacional, ni derecho a existir.