Los
individuos que mandan en España, ya sea en la política, o bien en
una gran empresa, tienen en común que aunque los resultados de su
labor sean malos, o incluso pésimos, ellos cobran. Es decir, fijan
para sí mismos unos emolumentos “dignos”.
No
como otros que no llegan ni a mil euros y todo lo que hacen es
positivo, sea poner adoquines en el suelo, o coser camisas. “Y a
final de mes todos a cobrar”, dijo uno cuando aún no era
presidente de diputación. Como si se lo regalaran.
Luego,
cuando alguno de esos que son presidentes, o sea que mandan mucho y
mandan más, abre la boca, ya se ve enseguida que se equivoca. A una
ministra actual le quisieron adjudicar la frase pija del año, pero
ni en eso ganó. Había otra más pija aún.
Hay
que poner junto a los políticos a los directivos de las grandes
empresas porque cuando les va mal el gobierno de turno les ayuda. Con
el dinero del contribuyente.
No
sé si sería su turno para decir la simpleza del día, o sería el
de otro, u otra, que el presidente de la Comunidad de Madrid ha
mostrado sus méritos: 'Si el tabaco mata, que eliminen su
producción, lo prohíban y dejen de cobrar impuestos'.
Todo
lo que ocurre es que van a poner un emporio del vicio en su
Comunidad, y hubo competencia con otras para lograrlo, y la ley
antitabaco es un impedimento.
Se
hacen muchas encuestas que interesan sólo a los políticos. Se
podría hacer otra que beneficiara a los ciudadanos, que consistiría
en averiguar los resultados prácticos de esa ley.
A
mí, que fui fumador, me pareció muy drástica, pero me alegraría
de que hubiera resultado beneficiosa. Me alegraría todavía más si
los políticos españoles fomentaran la investigación y la
educación.
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