No
es la primera vez que me refiero a esta cuestión. Sé que abundan
los que piensan más en sus derechos que en los de sus hijos, y
tampoco tienen en cuenta sus necesidades. Las de sus hijos.
Los
niños necesitan creer que su padre y su madre son las mejores
personas del mundo y que ambos los quieren mucho. Pero ocurre que
muchas personas piensan que tienen derecho a la venganza y que ésta
consiste en que sus hijos “se den cuenta” de cómo es la ex
pareja. Tratan de destruir su imagen en la mente del niño, y a quien
realmente hacen daño con este proceder es al propio niño. Si fuera
mi caso, aunque destruyeran mi imagen, pensaría que importa más el
niño. Soportaría eso. Cuando no hay más remedio, el estoicismo es
una buena opción.
También
estoy a favor de los minusválidos. Creo que es la palabra adecuada
mientras la mentalidad de la gente no cambie. Un pequeño defecto
físico es capaz de arruinar la vida de una persona, no por el
defecto, sino por la maldad circundante. Me solidarizo con todos los
minusválidos. Con los que luchan contra la adversidad y con los que
se hunden en la desmoralización.
Hay
trabajos que puede hacer una persona y no se los dan por cuestiones
que tienen que ver con su físico. Eso no está bien. Pero un sordo
no puede ser espía y un ciego no puede ser conductor de autobús.
Sin
embargo, lo políticamente correcto es la custodia compartida y la
leyes, que en determinados ámbitos no pasan de ser declaraciones de
buenas intenciones, en algunos casos son inexorables.
Y
por este camino hemos llegado al punto en el que, con base en un informe psicosocial, le pueden dar la
custodia compartida a un ciego reciente. Por lo que sé de él,
atesora grandes cualidades. Es capaz de conseguir cosas grandes y
merece que se le apoye y se le aplauda. Enterarme de algunas de sus
cosas me ha llegado a emocionar.
Pero
también comprendo la angustia de su ex esposa, Sonia Becerril. El
niño, que tiene tres años, ya tuvo que ser llevado urgentemente a
un hospital, no por culpa del padre, por haberse tragado un pequeño
objeto. Podría haberse asfixiado. ¿Cómo podría reaccionar ante
una situación así un ciego? ¿Y si ocurre cualquier percance por la
noche cuando estén solos el niño y el padre? ¿Cómo lo recoge del
colegio y lo lleva a casa? Cualquier persona puede entender la
angustia de Sonia. El propio niño, por mucha confianza que tenga en
su padre, puede llegar a sentirse indefenso.
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