He
de confesar que el carácter catalán me encanta y que esa
discreción, esa elegancia, esa educación extrema de que saben hacer
gala deberían ser expandidas hacia el resto de España.
Esas
cualidades tan hermosas hay que adivinarlas en quienes han sido
contagiados por el virus del nacionalismo, esa peste que incluso se
extiende por los sectores de la izquierda, que deberían estar
vacunados contra ella. Hay que adivinar esas cualidades, puesto que
quedan sepultadas por el fanatismo. Incluso hay otros que son
catalanistas sin ser catalanes y son incluso más ruidosos,
vocingleros y fanáticos.
Lo
que sigue es lo que sabe hacer un catalanista, éste escondido en el
anonimato:
Comentario
por encarnita polo 20.09.13 | 20:28
Menuda
mamarrachada... ¿acaso no estudia un asturiano, un andaluz y un
canario el mismo idioma???
¿Negará usted que entre un asturiano y un canario que hablan español hay muchas más diferencias que entre un tortosino y un alicantino que hablan catalán?
¿Niega usted que catalán y valenciano son lo mismo?
Vaci a fer la mà!!!!
¿Negará usted que entre un asturiano y un canario que hablan español hay muchas más diferencias que entre un tortosino y un alicantino que hablan catalán?
¿Niega usted que catalán y valenciano son lo mismo?
Vaci a fer la mà!!!!
Comentario
por encarniya polo 21.09.13 | 11:53
Don
Jose Sanchez... y después son los catalanes los que manipulan la
historia.
Que si hombre que si, como dijo aquel, el valenciano es un idioma prehistórico.
Que si hombre que si, como dijo aquel, el valenciano es un idioma prehistórico.
Por
otro lado, en el diario El Mundo, en su edición del 10 de
septiembre, apareció la siguiente información:
[...]Es
de esperar que sus ponentes pasen de largo sobre los retoques que el
admirado archivero Próspero de Bofarull —un enorme retrato suyo
decora la sede del Archivo de la Corona de Aragón, en Barcelona—
hizo en las páginas del Llibre del Repartiment. Fue el filólogo e
historiador Antonio Ubieto quien denunció en los años 80 que
Próspero de Bofarull había modificado el Llibre en el que se
registraban las donaciones de casas o terrenos hechas por Jaime I a
los que participaron en la conquista de Valencia descartando asientos
que se referían a repobladores aragoneses, navarros y castellanos.
El descubrimiento, que ha pasado prácticamente desapercibido pese a
su trascendencia y que Crónica recupera del olvido, le supuso a
Antonio Ubieto el enfrentamiento con compañeros catalanistas y ser
objeto de amenazas que incluyeron pintadas con el nombre de sus hijos
en los colegios donde estudiaban.
[,,,]
Lo
que se dice de Antonio Ubieto lo sé, por otras fuentes, desde hace
muchos años.
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