Da la pueril excusa de que el PP abandona la sede de la calle de Génova para romper con el pasado, para inmediatamente seguir con la peor tradición, que es seguir mangoneando el Poder Judicial.
Para continuar con las excusas ridículas, alega que ha pactado con Sánchez, ese tipo que dice de sí mismo que cumple todo lo que promete, dejar fuera del reparto a Podemos, partido cuya ansiedad por tener el control absoluto de todo y sobre todo de los jueces es notoria. Podemos, como dijo el exministro Bono, es un partido al servicio de una persona y esa persona tiene cogido a Sánchez, que presume de cumplir lo que promete, por donde más le duele.
El caso es que el todavía líder de los populares quiere romper con el pasado, o sea, con la corrupción, porque en España la única corrupción que se ve es la del PP, ya que a los demás partidos no se les tiene en cuenta, pero si fuera cierto que quiere acabar con la corrupción exigiría la independencia judicial, que es el único modo de reducirla.
El ser humano es corrupto por naturaleza, como demostraron los griegos con el anillo de Giges, y cuando se vislumbra impune, en muchos casos, da rienda suelta a esta condición.
Con la independencia judicial, los ciudadanos ganaríamos mucho. Casado debería saber eso. Por de pronto, todos esos que nos han ofendido faltando al respeto al Rey, que nos representa a todos, no se habrían atrevido a tanto. El golpe de Estado de los catalanistas no habría estado ni en proyecto y los podemitas y los etarras no verterían tanto veneno en las redes sociales.
Claro que también hay jueces corruptos y que la perfección no existe. Pero todos estaríamos mucho mejor con la independencia judicial. ¿Por qué la temen tanto los políticos?
Casado, y los demás también, tiene la obligación de velar por el bien de los ciudadanos.
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