Se pasa la vida viendo series y criticando a los demás, especialmente al Rey, pero él no se ve la chepa.
Envidia de forma infinita a Felipe VI porque jamás podrá ser igual de elegante, ni tener su clase, ni ser, como él, considerado buena persona. Aparte de todo esto, este gandul pretende hundir a la mayoría de los españoles en la miseria, mientras que el monarca aspira a todo lo contrario, a que puedan labrarse la prosperidad y ser felices.
Además de gandul es presumido, por lo que se jactó de ser el responsable de las residencias de ancianos, sin que luego haya visitado ninguna, ni hecho nada para mejorar la situación de quienes viven o trabajan en ellas.
Lo de ministro de Asuntos Sociales lo considera más un adorno que una obligación y en tal caso, si ha llegado a pensar en ella es para incumplirla, porque puesto en la disyuntiva de elegir entre ver series y trabajar, su elección es de común dominio.
Dice que ha venido a preocuparse por ‘la gente’ y tanta preocupación le debe de procurar unos sudores que obligarán a su servidumbre a multiplicarse para limpiárselos. Entre eso y peinarlo dará trabajo a unas cuantas personas. Por ese lado bien, porque fomenta el empleo, aunque está por ver que lo pague de su bolsillo. A los policías que cuidan su mansión no les paga él. Y esa es otra, porque prohíben acercarse a menos de quinientos metros de su casa, pero permiten ocupar las de otros. Con lo cual deja ver que aunque no dé palo al agua tiene un plan, el de arruinar al mayor número posible de españoles, como ha aprendido a hacer en Venezuela, mientras él acumula dinero y poder, para en su miserable condición poderse sentir superior a los demás.
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