No lo traté personalmente, pero las cartas del Buzón de Joseba, que he leído en su totalidad, me han proporcionado un conocimiento bastante grande de su persona. También la formidable Carta a los nuevos ciegos, de su madre sirve de gran ayuda para este menester. Algunos de los citados por sus nombres por Pilar Ruiz Albisu deben de estar riéndose de ella, porque gracias a su traición obtienen grandes cargos y sueldos. Se equivocan. Pasarán a la historia como herederos de Judas, mientras la familia Pagazaurtundúa permanecerá en lo alto de la estima popular.
Joseba fue un ser ilusionado con el socialismo, aunque quizá no supo darse cuenta de que toda superioridad es un destierro y quería ver que había otros socialistas tan firmes en sus ideales como él. Alguno ha de haber. Quiero decir que Joseba era el alma del PSOE, lo que da fuerza a este partido, lo que deberían ser todos los socialistas. Sin embargo, la mayoría se vende por un cargo, grande o pequeño, o, peor aún, se deja invadir por el sectarismo.
Sabía que lo iban a matar y ni por esas se bajó de su ideal. No renunció a sus principios.
Todos los que como él, del partido que fueran, o sin ser de ningún partido, mantenían una actitud coherente y firme con los principios democráticos en esa sociedad dominada por pistoleros cobardes y alimentada en su vileza por personajes infames estaban en el punto de mira de la banda.
El jefe en la sombra de la banda terrorista no podía consentir que Joseba no se doblegara al terror y acabara por corromperse, como tantos otros.
El ser humano lo es gracias a su capacidad de redención. En bastantes casos, después de haber cometido tantas atrocidades y felonías, la redención necesitaría de un esfuerzo sobrehumano del que no se les ve capaces. En estas condiciones, la condición humana desaparece y pasa a ser diabólica, por ponerle algún nombre.
Sospecho que el fundador y jefe de ETA en la sombra tuvo que ser alguien muy inteligente y malvado a la vez. Alguien como Arzalluz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario