miércoles, 10 de febrero de 2021

Catalanistas en contra de la violencia

 

En un blog que tiene mucho éxito, he leído el siguiente comentario: «le han preguntado sobre los ataques a VOX y la respuesta ha sido: “Yo estoy en contra de cualquier tipo de violencia, venga de donde venga. Pero también estoy en contra de las provocaciones”», y es que el catalanismo es un manantial inagotable de estupidez. Incurable generalmente.

El egoísmo es indispensable para lograr la supervivencia, pero sólo es sano con esa finalidad, más allá de la cual pasa a ser enfermizo. Con los pueblos ocurre lo mismo, tienen proteger y asegurar los logros conseguidos hasta el momento y mientras no esté en peligro lo conseguido con el esfuerzo colectivo pueden y deben abrir los brazos a otros. Eso es lo normal, lo que debería ser. Quien ha conseguido algo con esfuerzo debe defenderlo, y si se ha conseguido entre muchos, el grupo debe actuar del mismo. Se trata de defender el esfuerzo hecho, a veces incluso corriendo riesgos, no considerarse superior a nadie.

Pero el nacionalismo consiste en sentirse superior, como pueblo, a los procedentes de otros pueblos, y si es posible obligarles a reconocer esa superioridad. El nacionalismo está basado en el odio y el desprecio al Otro, es exageradamente egoísta.

De modo que el nacionalismo es violento por naturaleza. Esa violencia es, en principio, moral, pero en cuanto es posible o se cree necesaria o conveniente, surge la violencia física. El nacionalismo en España ha dado lugar a varias bandas terroristas, aparte de la violencia callejera, de las denuncias contra los disidentes, y del vacío que se les hace a los que no comulgan con ruedas de molino.

Lo ocurrido con Vox debería dar vergüenza a los catalanes, que presumían decenios atrás de adelantados, de demócratas, de cultos, de educados, y resulta que reciben a pedradas a unos señores y no pasa nada. En Cataluña se recibe a pedradas.

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