Quienes hayan llamado por teléfono a
alguna gran empresa catalana, pongamos La Caixa o Gas Natural, habrán
tenido que escuchar dos locuciones, una en catalán y otra en
español, en un intento por igualar el dialecto que el químico
Pompeyo Fabra quiso convertir en lengua, hace cuatro días, como
quien dice, con la española, que lleva siglos generando obras
literarias de gran nivel.
Pero es que además, en la versión
catalana de esa locución de bienvenida se percibe un aire de
superioridad que desaparece cuando pasa al español, cuando el tono
es mucho más educado y cordial.
Según explica el digital catalán más
leído, dolcacataluña punto com, que pone de los nervios a los
separatistas, J. Pla, el genial escritor catalán, no consideraba que
Pompeyo Fabra tuviera muchos conocimientos lingüísticos, pero no
era el único en pensar así. El Padre Batllori tampoco lo tenía en
mucha estima.
Por si faltara poco, a esos inicios
espurios hay que añadirles la cantidad de millones gastados en
comprar voluntades, y ya se sabe que el dinero ablanda a los
espíritus más fuertes y otros se dejan llevar por la corriente, de
modo que personajes ilustres han caído en la ignominia de dar por
ciertas cosas que no son.
Al dinero gastado en esto hay que añadir
el ejército perfectamente adiestrado de catalanistas que de forma
metódica han ido insuflando ‘su verdad revelada’ sobre la
grandeza de la supuesta lengua catalana a lo ancho y lo largo del
mundo. Un día se les va a desplomar el castillo de naipes y van a
llorar como plañideras.
El nacionalismo es una enfermedad y la
paranoia, con sus delirios de grandeza y sus manías persecutorias,
no le es ajena. Esos delirios, que se perciben en cualquiera de los
nacionalistas, les lleva a inventárselas cada vez más gordas y a
creerse sus propios inventos, que entre otras cosas, consiste en
apropiarse de lo que no es suyo.
'2016.Año bisiesto'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Septiembre puede esperar'
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