Con ello les hace un guiño amistoso a
los catalufos y les da una patada en la espinilla a los catalanes. No
es boba esa alcaldesa, pero puede que en algún momento se haya
pasado de lista y que acabe teniendo problemas con la justicia.
Ella sabe que los catalanes no la van a
votar nunca, así que se hace la simpática con quienes forman parte
de su caladero de votos, es decir todos esos de los que cabe poner en
duda su estabilidad emocional.
El respeto a justicia, el gusto por la
ética, el amor a la verdad no parecen formar parte de los valores de
esta señora, hábil, por otra parte, en situar las cosas en su
terreno, como demostró cuando alguien dijo de ella que debería
dedicarse a vender pescado, en lugar de retarlo a un debate, para
poner de manifiesto sus conocimientos, se fotografió con unas
pescaderas y mostró una hoja de calificaciones del año de la pera.
Para el público capaz de votarla, eso es suficiente.
Los catalanes necesitan alguien con más
bagaje cultural que ella, para darle los votos, una persona más
capaz de infundir respeto, no ésta que sólo sabe concitar
complicidades entre los resentidos y los fanáticos.
El lacito que ha puesto en el
ayuntamiento de Barcelona es una ofensa para la gente culta y
educada, que sabe que el respeto a las leyes es fundamental para
considerarse civilizada. Las personas que están en la cárcel están
acusadas de delitos muy graves, no han sido encarceladas por
capricho, como quieren hacer creer los que están mal de la cabeza y
los despabilados. Están en la cárcel por orden de un juez y hay
otros que se han escapado de España para no ir, y todos, aparte de
los delitos por los que serán juzgados, mienten. Habrá que esperar
al resultado del juicio para ver si son inocentes o culpables.
'2016.Año bisiesto'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Septiembre puede esperar'
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