Estos politiquillos luego nos quieren
hacer creer, como si fuéramos tontos, que todo lo hacen pensando en
el bien de los ciudadanos. Y una porra.
Riverita debe de haber visto que en el
caladero del PP cada vez pesca menos y ha optado por tender las redes
en el del PSOE, ya que como Sánchez lo ha llevado a la extrema
izquierda puede conseguir adhesiones entre los socialistas moderados,
que son muchos.
No le importa pervertir el sistema
democrático. Las reglas de juego son las que son y no se las puede
calificar de restrictivas puesto que permiten medrar a torras,
rufianes, urcullus, etc. Si a Sánchez no le gusta la composición
del Senado, que alguno de sus impresentables socios ha calificado de
espuria, tiene la potestad de convocar elecciones, que es el medio
previsto para que cambie.
A Riverita le preocupa que lo confundan
con Casado, como le ocurre a Sánchez, por ejemplo, pero es que éste
no ve dos a caballo de un burro, y tres tampoco, como lo prueba que
dijera que la política va mejor y la economía va bien. La política
no puede ir mejor, porque depende de lo mejor de cada casa,
podemitas, bildutarras y golpistas. En cuanto a la economía, lo
cierto es que por este camino se aproxima una catástrofe de
proporciones considerables, como intentaron advertirle los
empresarios en el Palacio de Congresos de Valencia. Claro que a él y
a sus ministros eso les da igual. La disyuntiva para ellos es la
siguiente: o siguen la senda iniciada o dejan el gobierno, y a eso sí
que no están dispuestos.
Solo faltaba que Riverita lo ayudase
perpetrar tamaño desafuero, simplemente para marcar diferencias con
el PP. No es extraño que lo haya hecho, porque Ciudadanos en su
origen era socialista sin mezcla de nacionalismo. Luego se hizo de
derechas y asumió algo de nacionalismo, y ahora intentará parecerse
al PSC, nacionalismo incluido.
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