martes, 30 de octubre de 2018

La Generalidad promueve la delación

A los sinvergüenzas que mandan en Cataluña no les importa envilecer a la población. Lo llevan haciendo tanto tiempo que dar una vuelta de tuerca más no les cuesta nada.
Su desparpajo llega al punto de que usan con total desenvoltura los métodos propios de cualquier dictadura de las que son o han sido en el mundo y, sin embargo, manejan la palabra ‘democracia’ como si fueran sus dueños, como si los antidemócratas fueran los que no se tragan sus patrañas, los que siguen firmes en sus convicciones.
Lo preocupante es que en nuestros días, cuando hay tanta información al alcance de un solo clic, al personal le da pereza comprobar las cosas e informarse. La delación es una de las mayores vilezas que se pueden cometer. Que sea correcto hacerlo con un delincuente no da pie a generalizarlo a todas las actividades humanas.

Tratar de borrar el español de Cataluña (también se está intentando o se desea intentar en otros lugares) es otra vileza y además una estupidez. Es imposible borrar una lengua por la fuerza aparte de que en Cataluña se viene hablando en español desde hace siglos. Es una lengua perfectamente arraigada en la región, como en todas las demás de España, y ningún nacionalismo logrará jamás revertir esta situación. Por otro lado, obligar a la población a aprender una lengua es contraproducente, porque cada uno usa la lengua que más le conviene y aprende las que más le interese. Por ejemplo: un pensionista extranjero que viva en Benidorm no necesita aprender español y si le obligaran a hacerlo podría irse a otro país; en cambio, a un extranjero que trabaje en Benidorm le ha de interesar aprender español.
Nunca ha hecho nada bueno el nacionalismo y no está lejano el día en que sea prohibido en todo el mundo, como ya lo están el fascismo y el nazismo, que le son tan próximos en la ideología y en los métodos.

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