En su día, Felipe González estuvo en
contra de la entrada de España en la OTAN y gastó mucho dinero
haciendo campaña sobre el particular. Cuando llegó a la presidencia
se dio cuenta de no convenía abandonarla y no cumplió su promesa
electoral.
Debería haber tomado la decisión por su
cuenta, explicando los motivos, pero decidió gastar otro dineral en
un referéndum, con la consiguiente campaña previa.
Una de las deducciones que se puede hacer
de este comportamiento es que el mal que hizo lo hizo por error, pero
que al final prefirió no perjudicar a los españoles. Seguramente,
siempre fue así. Hizo mucho mal, pero si fuera capaz de darse cuenta
le dolería. Si tuviera la lucidez suficiente, el PSOE no habría
acabado convirtiéndose en el esperpento que es ahora.
La cuestión es que hace unos pocos años,
Pablo Iglesias y los suyos decían que la deuda no había que
pagarla. Muchos de sus seguidores defendían, furiosos, esta idea en
la redes. La he llamado idea porque hay que ponerle nombre. Hubo
quien al llegar a su alcaldía recién conquistada afirmó que solo
pagaría la deuda que le pareciera justa. No han pasado tantos años
para que se haya olvidado el asunto y sin embargo ya no se habla de
eso, como si no hubiera sido nunca un asunto de actualidad.
Alguna explicación debería dar Pablo
Iglesias, y también los que con tanto denuedo defendían esta forma
de hundir en la miseria a la nación. El coletas está ahora en el
gobierno y aunque no forme parte él influye más en sus
decisiones que el astronauta, por citar a un ministro. O que Borrell,
que no es astronauta, pero es bluf.
Lo que ocurre es que la idea, o
intención, de Pablo Iglesias es la de llevar a la cantidad posible
de españoles a la pobreza. Y eso está en vías de conseguirlo al
forzar a Sánchez a hacer unos presupuestos disparatados.
2016.Año bisiesto'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Mujeres de Roma'
'Diccionario de elogios, piropos y voces galantes'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
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