miércoles, 27 de febrero de 2019

Decíamos ayer…

Pero no como el doctor ese que todos saben, que ya forma parte de las peores pesadillas en las que aparece bailando y ríe con esa risa maléfica fruto de su intención de llevarnos a todos a la ruina mientras él se procura la opulencia, como Maduro, sino de lo que dije ayer aquí mismo sobre Otegui, ese etarra.
Y es que se puede ser igual de vil, igual de miserable, igual de malvado, que un etarra, pero más no. Si los etarras fueran conscientes de la inmensidad del daño causado, de la intensidad del dolor producido, de los daños irreversibles hechos, no podrían vivir, preferirían morir a seguir vivos. Me refiero a que fueran capaces de ponerse por un instante en la piel de sus víctimas. No pueden, por eso pasean ufanos, jactanciosos, pendencieros, por las calles. Y quienes son iguales que ellos les aplauden, les admiran, les comprenden. Bildu apoya al gobierno del doctor y a los votantes socialistas no les parece mal.
Digo todo esto porque hoy he recibido una petición de Lola, una víctima del terrorismo, dirigida al pobre Marlasca. Lo tienen claro quienes confían en este otro bluf. Los detalles del atentado en el que murió el marido de la peticionaria están en el blog de Libertad Digital ‘In memoriam’. La entrada se titula ‘La emboscada a cuatro policías en Oyarzun, suicidio de otro y asesinato de dos policías más’.
Después de eso surge la inevitable pregunta: ¿cómo es posible que Marlasca esté en un gobierno apoyado por Bildu?
¿Cómo es posible que ETA tenga tanto apoyo popular? La realidad es que solo las buenas personas pueden estremecerse ante tanta maldad, tanta bajeza, tanta abyección. En el otro lado están los adoradores de Sabino Arana, sus cómplices y sus iguales.
¿Cómo es posible que las víctimas de ETA socialistas no pongan el grito en el cielo?


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