González y Guerra, rácanos

Ambos han demostrado sentir horror ante la criatura que ellos mismos alumbraron al dar cuerpo al PSOE renovado, pero de ahí a manifestarse con la derecha va un trecho.

Sin duda que prefieren que siga Sánchez, pase lo que pase con él a los mandos, que el triunfo electoral de la derecha. Si fueron mezquinos con Adolfo Suárez, que seguramente es la mejor persona que ha ocupado la presidencia del gobierno, ¿por qué tenían que ser generosos con cualquier otro de la derecha?

En su mano tuvieron la posibilidad de hacer un PSOE razonable y orientado a procurar el bien común, partiendo del ideario propio de los socialistas -lo cual hizo perfectamente UPyD, pero los votantes socialistas no se dieron cuenta-, aunque en lugar de eso optaron por hacer un partido sectario orientado a triturar a la derecha. Lo cual es una imbecilidad, porque los votantes de derechas también pagan impuestos y, por tanto, merecen que se procure por su bienestar. No demostraron que les importara mucho la justicia, puesto que olvidaron a los represaliados del franquismo, aunque tampoco intentaron hacer la chorrada esa de intentar ganar a Franco después de muerto. A siguientes gobiernos socialistas tampoco tienen mucho interés en hacer justicia con los represaliados, sino que los utilizan de forma política.

González y Guerra nunca pusieron en primer lugar el bienestar y la convivencia en democracia de los españoles, sino que hicieron valer sus peculiares ideas, según las cuales consideraban demócratas a los nacionalistas y antidemócratas a los de la UCD, y en lugar de aliarse con Adolfo Suárez para redactar una Constitución basada en ideales, estableciendo la igualdad de todos los ciudadanos, y orientada al porvenir, en lugar de dar carta de naturaleza a vestigios anacrónicos del pasado, obligaron a que la citada Ley Suprema fuera en realidad un pasteleo mediante el que se intentó contentar a todos.

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