Una vez que consiguieron que cinco
millones de españoles echaran piedras a sus propios tejados, que eso
es lo que significa votar a Podemos, debieron haberse afanado en
consolidar ese número de votos.
Lejos de eso, se regodearon en la suerte,
se fotografiaron abrazados a Otegui, no disimularon su afinidad con
Bildu, ni con ERC, y a pesar de proclamarse como de izquierdas (en
realidad, son de extrema izquierda) se alinearon con los
nacionalistas, que son de extrema derecha, y mostraron su apoyo a los
presuntos golpistas.
Se creían (se creen) por encima del bien
y del mal, como el dios de los musulmanes, y que sus votantes iban a
aplaudir todo lo que hicieran.
Luego, Iglesias se cabreó con Tania y la
mandó a la última fila, detrás de un pilar, para recochineo del
personal. La sustituyó por Irene, palurda también, como él. Tiene
la lágrima fácil, para hacerse la ofendida, cuando le dicen algo
que no sabe responder, y se ríe de lo más sagrado, como son las
víctimas del terrorismo. Presume de feminista y todavía no ha dicho
nada sobre las dos mujeres que fueron brutalmente agredidas en
Alsasua. Agredidas y acosadas después de la paliza. Irene y Pablo
son tal para cual: «Dime con quién andas, decirte he quién eres.
(El Quijote II 10 y 23)».
Por si faltara poco, ellos que siempre
estaban hablando de los arriba y los de abajo, se mudaron al
casoplón, en donde necesariamente han de tener criados y sirvientes,
y han hecho que se lo tengan que guardar esos trabajadores abnegados
y mal pagados que son los guardias civiles, que además han de
desempeñar ese trabajo concreto en unas condiciones lamentables que,
indudablemente, llenarían de vergüenza a los dueños de la casa, si
la tuvieran.
Para postres, surge la pelea por el liderato entre Errejón e Iglesias. Para votarles no es que haya que ser tonto, como ha dicho un personaje admirable, sino masoquista. Pero puesto que los hay, habrá que esperar acontecimientos.
Para postres, surge la pelea por el liderato entre Errejón e Iglesias. Para votarles no es que haya que ser tonto, como ha dicho un personaje admirable, sino masoquista. Pero puesto que los hay, habrá que esperar acontecimientos.
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