Podemos, o sea, Iglesias, porque es el único que decide en ese partido, ha avisado de que no hay mayoría para recortar las pensiones.
Los dos datos de Iglesias que menos dudas suscitan son su demostrada maldad y que lo único que domina es la técnica bolchevique. Él mismo va informando de que le interesa provocar crisis. Aprovecha todas las oportunidades que se le presentan para ello. En esta ocasión pretende arruinar a los pensionistas, pero no sólo a ellos. Para no recortar las pensiones, exige aumentar los impuestos. De ahí a la ruina de la nación, un paso.
Hay cosas que sabe, porque el manual bolchevique le tiene que haber obligado a estudiarlas, y una de ellas es que el único modo de garantizar las pensiones es que haya dinero en caja y de ahí su empeño en derrochar, de forma totalmente improductiva para los ciudadanos, de todos los ministerios que controla, especialmente el de Lo Mismo Da, ocupado por una señora que siempre aparece crispada y cabreada y hablando sin ton ni son.
También es digna de estudio la historia de la saga familiar de este personaje, que, a pesar de habérselo sabido montar para vivir de forma acomodada, ha ido incubando odio contra la humanidad entera.
Estamos, pues, en vísperas de un episodio circense. Pedro y Pablo, los Picapiedra, se necesitan. Pedro sin Pablo no tiene Falcon. Pablo sin Pedro no tiene tanta capacidad para hacer el mal. Pedro y Pablo, los dos, están ciegos de odio. Pero tienen que convencer a la UE para poder seguir con sus planes, hasta que uno de los dos acabe con el otro. Pero si no consiguen convencer a la UE Pablo tendrá que ceder, y lo hará, y entonces el mini Rasputín, que ya ha dejado atrás la calvicie que lo angustiaba, nos contará una milonga que se la creerá quien quiera.
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