domingo, 7 de julio de 2024

Excluir a los genios

 

Antiguamente, los genios eran pocos. Citaré solo a dos, por lo que se verá enseguida. Einstein y Newton dieron a conocer sus descubrimientos, los cuales reportaron grandes beneficios a la humanidad. Pero luego llego otro genio (ejem, ejem), Pablo Iglesias, que explicó todo lo relativo a ellos. Busquen, busquen en youtube ‘Pablo Iglesias, Einstein’, o ‘Pablo Iglesias, Newton’. Verán qué bien explica los pormenores de la manzana. Hay genios que tienen vocación de payaso.

El caso es que antes había pocos genios y actualmente proliferan. Hay genios, como Pablo Iglesias, que hacen reír, pero hay otros que son peligrosos, según se mire. Me voy a referir a uno, cuyo nombre desconozco, que seguramente ha alargado la vida de la tierra un millón de años. ¿Qué digo un millón? Un billón, por lo menos, será.

Bien este señor, o señora, estará alargando la vida del planeta con medidas como esa según los tapones han de ir unidos al cuello de las botellas. Con esa medida, la tierra estará muy contenta, y Greta también, pero a mí me hace la puñeta. Que conste que no he dicho que enseguida separo el botón de la botella.

Hay otros genios que, al igual que este, mejor estarían en un centro de investigación que dictando órdenes.

Rufián, que no es un genio, ya lo dijo Borrell, otro pájaro de cuenta, aunque más listo, estuvo explicando en el Congreso de los Diputados, su concepto de la democracia. Este discurso le inhabilita para ser diputado. ¿Cómo ha podido llegar hasta ahí? Seguramente, porque como el rencor a la excelencia es un hecho incontrastable y que, además, no tiene solución, otros genios decidieron en su día que el mejor modo de contrarrestarlo es permitir que los burros puedan explayarse y ser protagonistas de vez en cuando. Y en el Congreso de los Diputados hay varios y varias como este, que cuando hablan convierten el lugar en un rebuznómetro.

Esos libros míos

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