lunes, 8 de julio de 2024

Pumpido contra Don Quijote

 

En toda la obra del legendario Caballero de la Triste Figura solo hay dos personajes que se salvan, el propio Don Quijote y su escudero Sancho Panza. Todos los demás son mezquinos, desengañados, desconsiderados…

Sin embargo, sobrevuelan los ideales de justicia, de grandeza, de trato sin engaños, que aunque encarnados en los dos protagonistas, atañen a todos los demás integrantes del relato, que aunque no se atreven a comportarse según ellos, si los sueñan, los ansían.

El propio Sancho Panza, tan atento a todo lo que se presenta ante sus ojos y extraer conclusiones, dijo:

Según lo que aquí he visto, es tan buena la justicia, que es necesaria que se use aun entre los mesmos ladrones.

Pues aquí tenemos al pomposo don Pumpido, tan encantado con el poder que cree que tiene, que está dispuesto a triunfar sobre la justicia misma, esa que al humilde Sancho le pareció tan buena y necesaria.

Pues con todo su poderío no ha conseguido que los 680 millones de euros robados vuelvan a donde deberían estar. Los que presumen de tener poder no comprenden que éste es muy limitado.

Suya, de don Pumpido, fue una frase, dicha con chulería, que a poco que se descuide, y se descuidará, lo perseguirá siempre: ‘el vuelo de las togas no eludirá el contacto con el polvo del camino’.

Se refería, por otra parte, a las togas, pero en modo alguno podía hablar, ni puede, en nombre de todas.

Las hay que procuran limpieza y pulcritud y no se les escapa que son servidores de la sociedad y, por tanto, no están por encima de ella, sino que su función consiste en procurar que la justicia funcione como debería, para que la vida pueda transcurrir con normalidad. Aunque no hay solo un juez al que se le pueda aplicar este afán, citaré solo a uno, Manuel Marchena. Él hace honor al espíritu de Don Quijote, o sea, del pueblo español.

Esos libros míos

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