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lunes, 13 de junio de 2016

El tuit de Garzón

Vivimos tiempos en los que se exhibe el odio de manera impúdica, como si se tratara de un sentimiento razonable y respetable. Curiosamente, cuando las víctimas del terrorismo exigen que se cumpla la ley se las acusa de sentir odio y pretender la venganza.
También es digno de mención que nadie reconozca que siente envidia, aunque no por ello se deje de actuar en función de este sentimiento. El resultado del odio y el de la envidia es el mismo: se intenta perjudicar a otros. Pero la envidia se niega y el odio se muestra.
Habrá gente que vote al PSOE y lo haga por odio o resentimiento, pero no es el caso de todos los que votan a este partido, ni mucho menos. También hay votantes socialistas movidos por un ideal, aunque entre los dirigentes de este partido no se vislumbre nada de eso.
Pero para votar a Podemos, sólo o mezclado con otro partido, hay que sentir odio. Lo saben sus dirigentes y por ello tratan de incentivarlo, mostrándolo, señalando personas a las que hay que odiar, etc. Yo, por ejemplo, no estoy de acuerdo con muchas cosas del cardenal Cañizares, y esto es conocido del público; sin embargo, no lo hago responsable de los actos de otros y me parece una villanía de calibre mayor que se le ponga en una diana.
Los de Podemos, además, desean sacar a España del euro y de la Unión Europea y el motivo es muy fácil de entender. Dentro de la Unión Europea jamás podrían establecer una dictadura, ni se les permitiría hacer todo el daño que pretenden.
Para lanzar este tuit: «Mi apoyo al entorno de las víctimas de Orlando y de las dos mujeres asesinadas en 24 horas. Víctimas de la misma lacra: el heteropatriarcado.» hay que ser malo de verdad y confiar en que sus votantes también lo son.
Por cierto, Maduro es homófobo.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Ese obispo

En la Iglesia española hay unos cuantos obispos y cardenales que probablemente irán al infierno. Unos son nacionalistas. ¿Cómo puede ser nacionalista un cura? Es totalmente contradictorio. ¿Cómo puede un cura estar a favor de una ideología basada en el odio y el egoísmo?
Pues los hay. Y también monjas. Y resulta que hay un número elevado de curas que protestan contra un obispo. Contra Munilla, concretamente. Y se entendería que lo hicieran y hasta se les aplaudiría, si no fuera porque callaban con el anterior, el impresentable Uriarte. Esos curas que protestan contra Munilla son nacionalistas, de modo que Satanás se estará frotando las manos con la cosecha que se le avecina.
En la Iglesia española hay un buen número de ejemplares, y ahora nos devuelven a otro, a Cañizares. Como al actual papa no le cae bien, nos lo manda a nosotros, quizá porque piensa que sí que nos cae.
Pero el obispo de hoy es Reig Pla. Uno de esos que creen que tienen derecho a influir en las decisiones del gobierno. A lo mejor piensa que el gobierno debería consultarle a él, o a la Conferencia Episcopal, las decisiones que va a tomar.
El obispo Reig Pla debería preocuparse por el machismo imperante en la Iglesia y debería darse cuenta de que la Humanidad se ha basado durante siglos en una injusticia, como es la supuesta inferioridad de la mujer con respecto al hombre, y esa injusticia hay que repararla cuanto antes.
En otro orden de cosas, el obispo Reig Pla desconoce la realidad. Es muy bonito decir que el aborto es un asesinato, pero yo podría contar el caso de alguna madre soltera que nunca ha recibido más ayuda que la de sus padres, y sin ellos no hubiera podido tener al niño.
De quienes están en contra del aborto cabría esperar algo más que insultos. De un obispo se espera que por lo menos tenga cerebro.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Bergoglio tiene problemas en España

Se conoce que los suyos propios sí que los resuelve, puesto que se ha quitado de encima a Cañizares, enviándolo a Valencia, en donde tampoco va a estar tan mal. Se va a encontrar con los lujosos aposentos que se procuró el anterior cardenal que ocupó la sede.
El caso es que España está llena de monjas, curas y obispos nacionalistas. No se entiende muy bien que haya pastores de la Iglesia que insten a sus rebaños a odiar a los otros rebaños.
Si ser de izquierdas es incompatible con ser nacionalista, ser católico todavía lo es más. Jesucristo tomó un látigo con varias cuerdas y la emprendió con el ganado y los mercaderes. ¿A qué espera el papa?
El obispo de Solsona, que se llama Xavier Novell, y es un elemento de cuidado, fue nombrado por el propio Bergoglio, y con ello lo de la infabilidad del papa ha quedado desmontado una vez más. El papa se equivoca.
Este prelado, según una información de Javier Lozano, publicada en Libertad Digital, el 10 de noviembre de 2010, afirmaba ser más católico que nacionalista, cosa que está mal, porque un católico no debería ser nada nacionalista, pero al menos marcaba distancias con el nacionalismo.
En la actualidad, este obispo ha pasado a ser claramente nacionalista y por tanto debería dejar de ser católico, pero ahí está, en su cargo y diciendo burradas cada vez que habla.
En la Iglesia seguía habiendo un organismo sucesor de la Inquisición, que si no me equivoco fue presidido durante algún tiempo por García-Gasco, y este organismo hay cosas que las mira con lupa de muchos aumentos, pero otras cosas mucho más graves, como las de este obispo de Solsona, ni las ve. Para el próximo domingo prepara una pastoral que debería significar su expulsión inmediata de la Iglesia. Pero no ocurrirá asi. El papa permite que en los templos de Dios se predique el odio.

lunes, 8 de noviembre de 2010

El papa y el laicismo

Dijo, en un artículo reciente, Gabriel Albiac que Benedicto XVI es un gran pensador. Siendo así, debería comprender este papa que la religión no debe mezclarse con la política y que el laicismo es la mejor solución.
Los sentimientos son fácilmente manipulables, eso lo saben los políticos y lo sabe su santidad. Cuando un político dice: ‘porque nosotros, los socialistas…’, está intentando manipular, porque ser socialista no es ningún mérito, como bien sabe el papa. Tampoco es ningún mérito ser cristiano. Lo que sí es meritorio es defender la justicia a costa de lo que sea. José Bono, por ejemplo, se las da de cristiano y de socialista, no sé por qué orden, pero me temo que para él hay un orden, y si lo hubiera ya estaría traicionando ambos ideales, el socialista y el cristiano. Comportarse de forma sectaria, como hacen algunas personas, defendiendo siempre a los propios, sea justo o no lo que defienden, es traicionar a la causa, lo haga Cañizares, Gallardón, Pujol, o el citado Bono.
Mezclar la religión y la política no es nada aconsejable, como se puede ver dando un vistazo a la historia, o una mirada al presente del islam. Las religiones sirven a la sociedad cuando animan a sus miembros a ser mejores y son un lastre cuando los utilizan para lograr cuotas de poder. El Estado se debe a los ciudadanos, a los que debe cuidar y proteger, y para este cometido es mejor que no tenga interferencias de nadie. Las religiones deben captar a sus adeptos con la fuerza de la palabra y del ejemplo de sus representantes. El Estado debe permitir y respetar a las religiones que cumplan los requisitos estipulados, y no debe consentir ninguna interferencia en su labor, ni tampoco los líderes religiosos deben intentar ese camino. El papa debería ser el primero en apoyar el laicismo. Por el bien de todos.

'Los más duros de la historia'
'Felipe V'
'Tauroética'
'Fábulas contadas a los niños'
'Espejismos'
'Hablar sin palabras'
'Los tiburones han muerto'
'El Cid contado a los niños'

lunes, 24 de septiembre de 2007

El grito de Pérez-Reverte

Hace unas semanas, Arturo Pérez-Reverte lanzó un grito enojado, motivado por esas entidades financieras que incitan a la gente a endeudarse. Pueden caer en la tentación personas inconscientes, que creen a pies juntillas que las cosas son exactamente como se las pintan, o sea, de color de rosa. Las entidades que ofrecen el crédito, cuando estudian la viabilidad del mismo sólo suelen fijarse en que sus intereses estén bien cubiertos. Es quien contrata con ellos quien debe preocuparse por sus intereses, de modo que es bastante fácil que no surja nadie que les avise de que el hecho de que en el presente puedan pagar las cuotas no significa que siempre vaya a ser así. El motivo del grito es ese, pero todo parece indicar que la publicidad que lo motivó no fue más que la gota que desbordó el vaso. Desde hace mucho tiempo, se intenta vender a la gente cualquier tipo de cosa. Es posible que primero nos la den gratis, nos inciten una y otra vez a usarla y cuando se nos ha hecho imprescindible, se acabó la gratuidad y también las comodidades, como es el caso de las tarjetas, curiosamente también bancarias. Pero no sólo son las entidades financieras las que actúan así o de modo parecido, sino que prácticamente todos los que aspiran a vender algo, hacen lo mismo. El grito de Pérez-Reverte, entonces, aunque esté motivado por un hecho concreto, como el de Munch, también como este parece albergar una carga que se ha formando poco a poco. Que no venga Cañizares, el monseñor, a explicarlo. Él diría que eso ocurre porque no se tiene presente a Dios y entonces puede ocurrir que alguien le pida que demuestre la existencia de Dios. Lo que sí se echa de menos muy a menudo es el respeto por sí mismo en un buen número de personas. Lo que hoy nos parece una barbaridad, será sobrepasado con creces mañana y así sucesivamente. Ya no hay una línea que todo el mundo procura no sobrepasar, sino que ya vale todo y cada uno trata de salirse con la suya por los métodos que sean. Por eso, el espectador, ante el cuadro de Munch, se siente enseguida vinculado con él y hace suyo el grito.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Cañizares

Si Dios hubiera querido, se hubiera mostrado de forma palpable y fehaciente y así nadie hubiera podido albergar ninguna duda al respecto. No habiéndolo hecho así, está claro que lo que pretende es que cada uno saque sus propias conclusiones. Es cierto lo que apunta Cañizares en el sentido de que en el mundo de hoy se rinde culto a los triunfadores, dándole al título triunfador un sentido totalmente mundano y, por tanto, muy alejado del que preconizaría Sócrates, por ejemplo. Pero los propios Obispos y Cardenales suelen estar más cerca de esos “triunfadores” que de las gentes humildes, algunas de las cuales atesoran cualidades que a los poderosos les suelen reclutar ajenas. Ha habido “triunfador” que ha utilizado el nombre de Dios a lo largo de su existencia entera, se ha codeado con las más altas instancias de la Iglesia, ha puesto el grito en el cielo cuando ha creído que un rico amigo suyo ha sido víctima de una injusticia, y nada de eso le ha impedido traicionar con descaro a un pobre que sí que padecía injusticia. El propio Cañizares, en el curso de un homenaje que le hicieron en un pueblo, se solidarizó, sin venir a cuento en dicho acto, con el cura que había entonces en Sinarcas, que se había enfrentado con el pueblo, y a renglón seguido añadió “y quiero mucho a los sinarqueños”, con lo que vino a decirles que ellos no saben lo que les conviene. Esos menosprecios no son dignos de una jerarquía.
Y es que el papel de la Iglesia debería ser el dar testimonio de Dios en el mundo. Y darlo con el comportamiento, con la protesta ante la injusticia, con la defensa de los débiles, con el amparo a los desfavorecidos. Sin embargo, parece que lo que buscan los obispos es mantener el poder del que tradicionalmente han gozado. Imponer a Dios por la fuerza es mucho más fácil que mantener el comportamiento adecuado. Intervenir en el debate político, tratar de forzar al gobierno a que cambie alguna ley, no es tarea eclesial. Los beneficios que puede dar la Iglesia al mundo no proceden de las leyes que logre imponer, sino del ejemplo que sus miembros puedan dar.

jueves, 5 de julio de 2007

¿Conviene regular las religiones?

No es que las costumbres sean leyes, es que a veces son más fuertes que las leyes, o por lo menos así se desprende del comportamiento de algunos prelados que no terminan de comprender que su misión es pastoral y ejemplar (por aquello de dar ejemplo), y no legislativa como parecen creer, o ejecutiva, como sin duda quisieran. Conviene hacer notar que no sólo hay que fijarse en los cardenales bravucones como Cañizares, que ojalá se vaya a Roma, también hay religiosos humildes que hacen una impagable labor.
Creo que es bueno y beneficioso que el Estado proteja, subvencione y aliente a las religiones, porque en general buscan potenciar las mejores características humanas en sus seguidores. Sin embargo, también es cierto que generan mucho fanatismo y los fanáticos son fácilmente manipulables. Por tanto, hay que tener mucho cuidado también. Convendría legislar los límites entre los que pueden desenvolverse las religiones, porque ahora mismo hay una enferma muy grave, Testigo de Jehová, que rechaza una transfusión de sangre. No se puede consentir que se suicide nadie legalmente. Quien quiera hacerlo que recurra a los métodos tradicionales. Pero el suicidio está prohibido y, por tanto, las leyes no deberían permitir que nadie se negara a recibir un tratamiento médico que puede salvarle la vida. La ñoñería de los legisladores alcanza a veces cotas inimaginables. Por ese camino, alguien puede inventar una religión que lleve a tomar veneno todos los días. Con ello no pretendo desprestigiar a los Testigos de Jehová, de quienes me han dicho que tienen cosas muy admirables, sino hacer ver que no se puede admitir todo. Pueden estar seguros de que si el Estado les obliga a recibir la transfusión no se van a condenar por ello y en cualquier caso los políticos podrán tener la conciencia más tranquila. Un Testigo de Jehová puede hacer muchas más cosas por sus semejantes si está vivo que si muere. No es la única religión que tiene excesos que conviene parar.

sábado, 20 de enero de 2007

Madeleine y Cañizares

Es fácil entender la postura del hijo de Madeleine Z., al que nadie tuvo en cuenta. Bueno, quizá su madre pensó que no quería ser una carga para él. Sin embargo, hay que comprender que siendo difícil defender teóricamente el suicidio, son muchos lo que lo intentan y bastantes los que lo llevan a cabo. Una vez consumado, no hay nada que decir. ¿De qué sirve juzgar a quien no ha hecho daño a nadie, salvo a sí mismo? Madeleine podría haberse suicidado de muchas otras maneras. Quienes la acompañaron en sus últimos momentos podrían haberse negado a hacerlo, pero decidieron estar a su lado. ¿Por qué juzgar negativamente la intencionalidad de esas personas? También pudieron estar motivadas por sentimientos caritativos. Antes de proseguir, quisiera puntualizar que no me parece apropiado que se hable de muerte digna. ¿Es que quien muere sufriendo no tiene dignidad? Precisamente, el sufrimiento hace más dignas a las personas. Debería dársele otro nombre a este tipo de muerte.
El cardenal Cañizares se ha referido en términos muy duros al caso comentado. Pero esa dureza suya no va a impedir nuevos casos. Hay mucha maldad en el mundo y, muy a menudo, vivir no resulta fácil. El mundo de los eclesiásticos tampoco es ajeno a la maldad, así que el mejor camino para evitar nuevos casos de suicidio consiste en luchar por un mundo mejor y el camino lo marcó Santa Teresa de Ávila, cuando le dijo a la monja que la acompañaba: "A partir de mañana usted y yo vamos a ser mejores".

martes, 21 de noviembre de 2006

La unidad de España, bien moral

Pretende Monseñor Cañizares que la unidad de España es un bien moral. Pues vaya tontería. España se formó a través de un proceso histórico, que pudo ser diferente y entonces España hubiera sido otra cosa. No aceptan ese punto los obispos cuyas sedes están en Comunidades Autónomas gobernadas por partidos nacionalistas. No se oponen, pues, por motivos teóricos o ideológicos, sino por cuestiones prácticas. Gozan de una consideración y de un prestigio social que en modo alguno están dispuestos a sacrificar.
En lugar de referirse a la unidad de España, podrían haber pasado a debatir que aportan hoy en día los nacionalismos al género humano. Podrían criticar abiertamiente el egoísmo manifiesto que traslucen todos ellos, el español, el catalán, el vasco, el francés, el alemán, etc. También podrían debatir si realmente han hecho todo lo que han podido para evitar que ETA tuviera tanto apoyo social. Y podrían continuar sobre la licitud moral de las negociaciones con la banda terrorista y si es justo llamar a este hecho proceso de paz.
También podrían debatir los motivos por los que a alguno de ellos le preocupa tanto que un etarra muera a causa de la huelga de hambre que dice llevar a cabo. Y si realmente cree que esto puede suceder.
No es probable que los obispos entren a discutir estas cuestiones, después de no haberlo hecho hasta ahora.