Hace
tiempo, mucho tiempo, tuve deseos de leer novelas de Almudena
Grandes. Se conoce que esta mujer tiene arte para escribir. Esos
deseos se me pasaron al ver su sectarismo. Quizá yo haya salido
perdiendo, porque sus novelas sean realmente buenas.
No
me atraen los sectarismos. Hay un niñato de derechas que escribe muy
bien y al que tampoco leo por este motivo. El
sectarismo no deja discurrir bien. Por
ejemplo, dice Almudena lo siguiente: «Cierren
los ojos, concéntrense, y háganse a la idea de que no son
españoles. Escojan la nacionalidad que prefieran, y cuando se
encuentren cómodos en ella, lean el final de esta columna.
Feliz
Navidad.»
El
caso es que esta chica, o señora, o columnista, no se da cuenta de
que yo he nacido en España. ¿Qué culpa tengo yo de eso? He nacido
y vivo en España y, por tanto, comparto con las demás personas en
las que concurre esta circunstancia las penas y las alegrías que
proporciona este hecho. ¿Por qué tengo que imaginar que no soy
español? Esta chica está loca. Yo no prefiero ninguna nacionalidad,
me dan lo mismo todas. ¿Se habrá contagiado de cierto orate metido
a sucesivamente a Moisés, a Lutero King y al Lucero del Alba?
El
nacionalismo no trae nada bueno para nadie, o quizá sí lo traiga
para unos cuantos oligarcas. La solidaridad, el amor al prójimo y
todas las demás cosas buenas, a las que nos invita a pensar la
navidad, están fuera del nacionalismo, fuera de cualquier
nacionalismo.
Esta
chica no piensa bien las cosas. O sea que a quienes nos negamos a
considerarnos españoles ya no nos desea feliz navidad. Renunciar a
lo que uno es por designios del destino es acto puramente
insolidario. No sé si la gente sectaria podrá entender esto. Me
temo que no.
'El amor no es un verso libre''Figuraciones mías'
'Fuga y contrapunto'
'Pasos de baile y otros relatos'
'El crimen de la calle El Salvador'
'Creciendo juntos'
'Iluminados y perversos'
'Cien palabras'
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