Hoy
es el día en el que inevitablemente se recuerda a quienes ya no
están con nosotros. Muchos de ellos dejaron de acompañarnos en
nuestro periplo vital porque era ley de vida, o porque sufrieron un
fatal accidente o acaso porque fueron víctimas de una acción
delictiva. Las víctimas del terrorismo faltan porque fueron elegidas
por unos seres despiadados con el fin de sumirnos en el terror a
todos los demás.
La
Asociación de Víctimas del Terrorismo le ha escrito una carta al
papa, explicándole la actitud del obispo Uriarte, por si quiere
tomar cartas en el asunto.
Supongo
que el hecho de mandarle la carta no tiene más objetivo que evitar
que el papa no pueda decir que no sabía nada. Pero
si lo sé yo, ¿cómo no lo ha de saber el papa? Faltan
pocos meses para que la Iglesia haga campaña a favor de la X. Ya se
me entiende. Aviso:
Mientras la Iglesia dé cobijo a tipos como Setién, Uriarte,
Forcades,
Pardo, Sistach y similares. El
tal Uriarte, al
que no se entiende que la Iglesia no haya exculgado, junto con otros
curas y obispos vascos, tiene algunas 'perlas'
que lo definen: Cuando
fue abordado por el Colectivo del Víctimas del Terrorismo en el País
Vasco, dijo
algunas: “la
iglesia vasca tiene que estar cerca de su pueblo”, “la
iglesia vasca tiene que ser comprensiva con las sensibilidades
mayoritarias de su pueblo”, “la
iglesia vasca tiene que defender los derechos humanos de todos,
también
los del pueblo vasco”.
Estas
frases o perlas dan a entender que para este obispo lo fundamental no
es predicar la fe y fomentar la fraternidad humana, sino
atender a las apetencias de lo que él considera 'el pueblo vasco'.
Aunque
los componentes de este 'pueblo vasco' no cumplan ni uno solo de los
mandamientos de la ley de Dios.
Este
obispo, cuando Eta mataba sin parar, se fue de vacaciones a Portugal,
y el papa se lo consintió.
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