Lo
he leído en Periodista Digital. No me interesa mucho la opinión de
esta señora, prefiero la de otras personas a las que considero más
fiables, como Santiago González, Fernando Savater o Arcadi Espada,
por citar sólo a tres. Porque, en mi opinión particular, hay muchos
periodistas más fiables que ella.
Pero
he visto un titular y he entrado a leer la entrevista. Da
la impresión de que esta señora es de las que piensan que basta con
emplear un tono serio, quizá engolado, para que lo que se dice
adquiera respetabilidad. Y no es así. “He
dicho muchas veces que no soy independentista, lo que pasa es que
puedo entender que haya una parte de la población de Cataluña que
se siente independentista y la forma de responder a eso no es dando
portazos. Pero eso no quita que a personas de Madrid les parezca que
soy tibia. Ser independentista es una aspiración legítima.”
El
entrecomillando corresponde a las palabras que figuran en la
entrevista y se supone que son textuales suyas.
Cualquiera
se puede dar cuenta que le ha faltado decir que la ley hay que
respetarla siempre. Quien no respeta la ley es un delincuente. Esa
forma de hablar no es neutral, como pretende hacer creer, sino que
toma partido claramente por el que quizá sea el sector mayoritario
de su audiencia.
Yo
no soy de Madrid, aunque no me importaría serlo. Tampoco me
importaría ser de Tarragona, o de León. Lo
que sí que me importaría siempre, fuera de donde fuera, es
averiguar la verdad de las cosas. Supongamos
que yo fuera independentista de algún sitio, cosa que creo
improbable excepto en el caso del Sahara Occidental, pero esa es otra
historia; en
ese supuesto de que yo fuera independentista, no me gustaría que me
doraran la píldora. Me
gusta tratar con gente respetuosa.
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