domingo, 1 de diciembre de 2013

Zarzalejos, de cerca

Ha publicado José Antonio Zarzalejos un artículo en La Vanguardia, ese periódico que a lo mejor regalan en las paradas de metro y de autobús, en el que, con un par, dice lo siguiente:
Cuando un pensador de la talla de Vargas Llosa incurre en ese error nos plantea un problema injustamente irresoluble.” Se refiere a las críticas, razonadas y expuestas con claridad meridiana del honrado y valiente Mario Vargas Llosa a los nacionalismos. Zarzalejos no ha necesitado, en este medio -cuyos bien alimentados profesionales no se inmutan ante el distinto tratamiento que da a dos hechos de características similares, como son el asalto a Blanquerna por un grupo ultraderechista y el asalto a la sede de UPyD en Barcelona por un grupo catalanista-, argumentar del modo tan claro y comprensible como lo hace Vargas Llosa, sino que le ha bastado con enredarse en unas disquisiciones pedantes totalmente vacías de contenido. Y luego, a cobrar, como decía César González Ruano.
Por supuesto que el nacionalismo es la peor construcción humana. Ningún nacionalismo es capaz de sobrevivir en un medio democrático. El nacionalismo es una ideología violenta, cuando no es física es emocional. Las personas afectadas por la ideología nacionalista adolecen de un pensamiento circular, del que no pueden salir. No soportan las críticas además.
Quizá en este otro párrafo, “Debe tenerlo en cuenta la Generalitat cuando ponga en marcha las medidas anunciadas para salir al paso de la insidia insultante que detecta.”, Zarzalejos se refiera a las medidas que propone el Consejo Audiovisual de Cataluña, con el que se pretende amordazar a las voces disidentes.
A diferencia de éste, Gabriel Albiac sí que supo escribir hace poco una columna memorable, titulada Incauto Albiach, de la que podría aprender este que fue director del ABC, medio en el que, precisamente, fue publicada.
Los lectores de La Vanguardia, en su mayoría, tendrán que darse cuenta alguna vez que, como hizo notar Antonio Muñoz Molina en El País, antes que catalanes son pobres.
 

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