miércoles, 26 de diciembre de 2018

Torra acierta

Tras el comedido y prudente discurso de Felipe VI, Torra reaccionó como un mandril cabreado y dijo que en Cataluña no hay un problema de convivencia, sino de democracia y de justicia.
Pues sí, pero en parte, porque problemas de convivencia sí que hay en Cataluña y gordos. Pero lo cierto es que la democracia requiere personas adultas y con sentido de la responsabilidad. Y vemos que esa región está presidida por él, que de sensato no tiene nada, sino que es abiertamente irresponsable, puesto que no se da cuenta del daño que está haciendo a los catalanes, o no le importa hacérselo. Artadi, que también forma parte de su gobierno, ha dado pruebas de su infantilismo con muchos comentarios de este tipo: "Se debe definir si quiere pasar a la historia como un estadista, como una persona que realmente intenta solucionar los temas, o como el Estado de siempre, el régimen del 78, que sigue mandando".
«Puede decirse que hay democracia en un lugar cuando alguien que piensa lo contrario que la mayoría puede transitar tranquilamente por sus calles». Eso no ocurre en Cataluña, puesto que los catalufos jamás dejan de incordiar a los catalanes.
El nacionalismo es incompatible con la democracia, por otra parte, puesto que no está al servicio de los ciudadanos, sino de una idea a la que coloca por encima de ellos. Su objetivo no es el de ocuparse de los intereses de los ciudadanos, para gestionarlos del mejor modo posible, sino el de guiarlos por la senda establecida.
Con respecto a la falta de justicia a la que también alude Torra, es evidente que en Cataluña deja mucho que desear. De lo que viene sucediendo allí y de las manifestaciones de la clase política catalana se deduce que el ambiente que se respira es de impunidad, algo inconcebible en un sistema democrático.

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