martes, 11 de diciembre de 2018

La vía eslovena

No es nuevo el deseo de los golpistas de que haya sangre en lo que ellos llaman ‘el pursés’, sino que desde que comenzó la etapa dura surgieron voces alertando de que podía aparecer un loco que se hiciera matar y al mismo tiempo otros trataban de incitar a las masas para que surgiera ese loco. Seguramente, Rajoy sintió terror ante esa posibilidad.
Todos respiramos aliviados cuando aplicó el 155 y lo hizo sin que se hubiera derramado ni una gota de sangre, aunque algunos tunantes se le escaparon al extranjero. El entonces presidente debió de pensar que los tribunales de justicia europeos se comportarían de forma civilizada y leal y pronto los presuntos facinerosos estarían de vuelta.
Pero el catalanismo se iba deshinchando y tanto Torra como Torrent medían sus pasos y sus palabras, para no ir a hacer compañía a Junqueras y los otros. El afán de Sánchez de ser presidente y la certeza de que nunca lo lograría mediante unas elecciones le llevaron a provocar un vuelco político, apoyado precisamente por Torra y todos los otros elementos antisistema del Parlamento.
Torrent continúa tratando de evitar la cárcel, y eso que parecía tonto, pero Torra se ha envalentonado, siguiendo los pasos de aquellos que se creían impunes y ahora están en la cárcel o fugados. Son unos prófugos. Los encarcelados sueñan con el indulto, mientras Torra fuerza la máquina, para que Sánchez no se atreva a llevarle la contraria. Aquellos incitaban a las masas, sin dar señal de estar ellos dispuestos a lo mismo, a arriesgar sus vidas. Torra hace lo mismo, de forma más directa, pero igual de cobarde. Quiere que sean otros los que se sacrifiquen.
Se va a encontrar con la fuerza del pueblo español, concentradas esta vez en Vox, en el que están puestas las esperanzas de esos ciudadanos que no soportan bien que los separatistas los pisoteen y los insulten una y otra vez.


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