Hubo un momento en que pareció que
Podemos podía desbancar al PSOE, sobre todo cuando Pedro Sánchez,
esa calamidad, recuperó la Secretaría General de su partido, con lo
que lo abocaba a la nada.
Quizá haya sido la torpeza de Pablo
Iglesias la causante de que esas posibilidades se hayan esfumado.
Pero también puede deberse a que el coletas no se lo terminó de
creer, y por tanto no elaboró una estrategia adecuada para llevar a
cabo lo que parecía posible, o posiblemente que su tendencia a hacer
el mal, como la del escorpión a picar, aunque no le convenga, se
haya impuesto.
No hace falta ser un lince para saber que
si el coletas hubiera alcanzado la presidencia de España las
posibilidades de los catalanistas de conseguir sus propósitos
habrían desaparecido por completo. El régimen del 78, como le llama
él, habría dado paso a una dictadura como la de Maduro. Puigdemont
bendeciría el día en que optó por fugarse y desde luego que no
pensaría en volver, sino que pensaría en esconderse y no se fiaría
ya ni de su sombra.
¿Por qué el coletas que de ser el
presidente no habría tolerado ni una tontería a los nacionalistas
se ha aliado con ellos, arruinando de paso sus posibilidades
electorales? Por pura maldad, por el deseo de hacer daño, o quizá
porque no piensa en un triunfo en las urnas, sino que quiere destruir
el Estado para organizar una revuelta y conseguir el poder de este
modo. El PSOE, por más que lo desee el doctor en plagios, no puede
atacar abiertamente a la Corona y la Constitución, aunque sí
traicionarlas, pero los nacionalistas sí que lo hacen sin ningún
reparo. También quieren destruir el Estado. Si lo consiguieran, los
más perjudicados serían los que los socialistas dicen que
defienden.
Votar a Podemos o a los nacionalistas es
votar autodestrucción.
'2016.Año bisiesto'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Cavilaciones y melancolías'
'Necesidades emocionales'
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