sábado, 8 de diciembre de 2018

El fracaso de Podemos

Hubo un momento en que pareció que Podemos podía desbancar al PSOE, sobre todo cuando Pedro Sánchez, esa calamidad, recuperó la Secretaría General de su partido, con lo que lo abocaba a la nada.
Quizá haya sido la torpeza de Pablo Iglesias la causante de que esas posibilidades se hayan esfumado. Pero también puede deberse a que el coletas no se lo terminó de creer, y por tanto no elaboró una estrategia adecuada para llevar a cabo lo que parecía posible, o posiblemente que su tendencia a hacer el mal, como la del escorpión a picar, aunque no le convenga, se haya impuesto.
No hace falta ser un lince para saber que si el coletas hubiera alcanzado la presidencia de España las posibilidades de los catalanistas de conseguir sus propósitos habrían desaparecido por completo. El régimen del 78, como le llama él, habría dado paso a una dictadura como la de Maduro. Puigdemont bendeciría el día en que optó por fugarse y desde luego que no pensaría en volver, sino que pensaría en esconderse y no se fiaría ya ni de su sombra.
¿Por qué el coletas que de ser el presidente no habría tolerado ni una tontería a los nacionalistas se ha aliado con ellos, arruinando de paso sus posibilidades electorales? Por pura maldad, por el deseo de hacer daño, o quizá porque no piensa en un triunfo en las urnas, sino que quiere destruir el Estado para organizar una revuelta y conseguir el poder de este modo. El PSOE, por más que lo desee el doctor en plagios, no puede atacar abiertamente a la Corona y la Constitución, aunque sí traicionarlas, pero los nacionalistas sí que lo hacen sin ningún reparo. También quieren destruir el Estado. Si lo consiguieran, los más perjudicados serían los que los socialistas dicen que defienden.
Votar a Podemos o a los nacionalistas es votar autodestrucción.

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