lunes, 3 de diciembre de 2018

La irrupción de Vox

Algunos confiesan que este partido, Vox, les da miedo. Suelen ser los mismos que ven con tranquilidad, e incluso con complacencia, el hecho de que Bildu, Podemos, ERC o nacionalistas estén en el Parlamento, ninguno de los cuales ha hecho jamás un bien a los españoles.
La sensación dominante es que la mayoría de los españoles ha acogido con alborozo el éxito de Vox, fundamentalmente a causa de la chulería y los desplantes de los golpistas y la poca confianza que inspira el presidente del gobierno.
Tengo la impresión de que si ahora se celebraran elecciones en Cataluña, muchos votantes ideológicamente distantes de este partido votarían a Vox. Todos los que son pisoteados, humillados y escarnecidos por los catalanistas, posiblemente, lo harían. Abascal sabe como tratar a esos, como lo demostró con el tal Evole.
Pedro Sánchez puede ir poniendo sus barbas a remojar. Entró en La Moncloa por la puerta de atrás y saldrá por el aire, dado su gusto por los aviones. Habrá sido el presidente más breve de la democracia y lo habrá sido sin ganar unas elecciones. Los que están en ‘huelga de hambre’ ya son el hazmerreír.
También da risa el presidente cuando se refiere a Vox como extrema derecha, puesto que está apoyado por la extrema derecha de verdad, que es la de Torra, xenófoba, racista, imperialista, retrógrada, y la extrema izquierda de Bildu, Podemos y ERC.
Tezanos puede decir, seguramente, que ha hecho lo que le han pedido.
Con respecto a la composición del nuevo gobierno de Andalucía cabe decir que el margen de maniobra es escaso. El electorado no entendería que se echase, de nuevo, en brazos de Susana Díaz. Tampoco entendería que hubiese que repetir las elecciones. Estamos en crisis y el coste de unos comicios es muy elevado. PP, Ciudadanos y Vox no tendrán más remedio que ponerse de acuerdo.

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