domingo, 9 de diciembre de 2018

Buenafuente y los cerdos

A algunos su apellido le viene como anillo al dedo, como es el caso de Rufián, que, como casi todo el mundo sabe, no podía tener otro mejor. El caso de Rahola no es exactamente igual, pero sí parecido. Ese apellido seguramente no significa nada, pero cuando suena ya se sabe lo que viene después. Unos se acomodan preparados para reírse a mandíbula batiente, otros aprovechan para enseñar buenos modales en sentido inverso a sus retoños
-eso no debe hacerse porque está muy feo, les dicen-, y algunos están conformes con ella, de todo hay en la Viña del Señor.
Lo de Buenafuente no está nada claro. ¿Buena fuente?, se preguntarán los votantes de Vox, que rematarán: mejor sería Inmundacharca. Y es que me han pasado un vídeo en el que supuestamente les llama cerdos.
¿Qué dirá de los votantes de Torra o del coletas? Tengo escrito, y no una vez, sino varias, que para votar a esos, salvo despistes inexplicables, hay que estar ciego de odio. Hay un número elevado de partidos en España, que para acabar pronto de enumerarlos son los que apoyan a Sánchez, que pretenden empobrecernos a todos. En el caso del coletas, cuyo apellido también es peculiar, se entiende, porque él, que se conoce que sabe matemáticas, o al menos aritmética, piensa que cuanto más pobres haya más fácil le resultará organizar una revuelta y convertirse en el Maduro Máximo de España. Digo que su apellido, Iglesias, es peculiar, porque su partido es como una religión, pero de las que están hechas para el mal.
Quería decir, por si alguien no lo sabe aún, que nunca he votado a Vox y que tampoco tengo decidido votar a este partido, aunque no lo descarto. No me importa que ese me llame cerdo. Una de las medidas que propone este partido, suprimir las televisiones regionales, me encanta y la vengo pidiendo desde aquí hace tiempo. ¿Es propio de cerdos querer ahorrar dinero a los contribuyentes, señor Buenafuente? 

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