miércoles, 17 de enero de 2024

El caballo perdedor

 

Los hay que esperan a que acabe la carrera para apostar por el caballo que ha ganado. Los hay que cambian de caballo a mitad de carrera. Félix Bolaños, el pobre, ha de conformarse con lo que le ofrezcan en cualquier momento, puesto que no sirve para nada. César Antonio Molina, ¡qué error el suyo haber aceptado ser ministro con Zapatero!, lo ha catalogado como doctor en agnotología. A Sánchez, que para esto no ha necesitado plagiar, también.

Bolaños habla y habla y habla, sin saber lo que dice -no sabría explicar ninguno de los conceptos que cita-, pero componiendo un gesto solemne, como si su destino no fuera el corral del ridículo.

Anna Grau, en cambio, apuesta por la lógica, la razón y la prudencia. Puesto que sabe que al amparo de ellas está segura, resiste tranquilamente las embestidas de los esclavos voluntarios, esas hordas de atacantes sin educación ni conocimiento.

Ayuso es una señora que sabe rodearse de personas competentes y confía completamente en ellas y camina decididamente por su senda, sin salirse de ella para invadir otras. No es habitual entre la clase política que los líderes se rodeen de gente competente, sino que suelen elegir a otra más vulgar, más incompetente. Ayuso es una ganadora nata. Hay que apostar por ella. Ojalá que el destino le ofrezca la ocasión de participar en la carrera más importante.

Sánchez es el caballo perdedor. Que todavía siga siendo el presidente del gobierno se debe a un cúmulo de circunstancias afortunadas para él, y dramáticas para todos los demás, incluidos quienes le votan. Todo lo que toca, lo pervierte, lo estropea, lo inutiliza. Todos los organismos o empresas que antes funcionaban, bajo su influjo han dejado de hacerlo. Todo va empeorando día a día, y este empeoramiento lo disimula con la propaganda, pero llegará un momento en que no será posible. Caminar unos pocos metros al lado de cualquiera de sus apoyos es un ejercicio de grave riesgo.

Esos libros míos

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