domingo, 21 de enero de 2024

La Montero superviviente

 

Afortunadamente, ya solo queda una Montero en el gobierno, pero aunque se pueda pensar que sería conveniente que también fuera apartada, hay que tener en cuenta que, aunque parezca imposible, sería sustituida por alguien peor. Estábamos hartos de las tonterías de Iván Redondo, y al ser cambiado por Félix Bolaños, se le echa de menos, quién lo iba a decir.

Bien, pues lo de esta chica, esta Montero quiero decir, es el desparpajo. En su afán por parecerse al jefe, o de hacerle la pelota, emula hasta a Hugo Chávez, que a la oposición la llamaba escuálida, o quizá era a los opositores a quienes llamaba escuálidos. Esta Montero, igual, los descalifica de una manera salvaje, al modo de su jefe, cuyas risotadas de psicópata hielan la sangre y resulta ofensivo que el presidente del gobierno de España muestre tan mala educación. En otros tiempos, entre las filas del PSOE hubo personas que hacían gala de unos modales exquisitos. No creo que si vivieran pudieran soportar esas exhibiciones de grosería de los líderes de su partido.

Que alguien de este gobierno tilde de mentiroso a cualquier otra persona del mundo, es como poco un chiste. Hace poco, el propio Sánchez se permitía hablar del valor de la palabra dada, lo cual en su caso se entiende, porque es evidente que no está en sus cabales, y está firmemente convencido de que cumple su palabra, pero que también lo haga Montero es simplemente adulación al jefe. Lo emula en su desprecio a la oposición, tan común a Chávez, como a Sánchez, incapaces de soportar que alguien se oponga a sus deseos de tenerlo todo bajo sus dominios. No sé si Feijóo será adicto a la verdad, pero tan adicto a la mentira como Sánchez no es. Y referirse, actuando como vicepresidenta, a alguien de la oposición como «el de las gafas que tiene menos pelo» es bochornoso para los ciudadanos. Y exija respeto a las instituciones cuando su gobierno las está ocupando todas, es descaro.

Esos libros míos

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