martes, 23 de enero de 2024

El ganado lanar es una piña

 

Es tal la sumisión con que acepta los despropósitos y los atropellos de Sánchez que ha llenado de espanto hasta a su propio hacedor, que es Felipe González, que no había previsto que se pudieran llevar tan lejos las cosas.

No podía ser de otro modo. Algún día tenía que llegar alguien con tanto descaro y tanta necesidad como el Felón que al encontrarse al mando de unas huestes cuya disciplina va mucho más allá de la castrense tenía que aprovechar la circunstancia.

Tiene el Felón dos puntos flacos que condicionan su estrategia. El primero es que sin el cargo no es nada ni nadie, por tanto, tiene que intentar mantenerlo todo el tiempo que pueda. Y el segundo es que no se puede colocar como hizo Zapatero, que pasó a ser el mayordomo de Maduro, porque cualquiera que lo contrate o pretenda utilizarlo sabe que más pronto que tarde lo va a traicionar, aparte de que es incapaz de convencer a nadie de ninguna cosa, y eso se verá claramente en el momento en que pierda el poder. Gentes de su partido, no Abascal, ya han avisado de que quienes con más entusiasmo le aplauden actualmente serán los que más se ensañen con él cuando sea un ídolo caído.

El ganado lanar, compuesto por los diputados socialistas, tiene más temor a disgustar al jefe que a perder la vergüenza. Todos ellos se han convertido en secuaces del Felón. Si les manda que hay que olvidar a ETA, ‘porque ya no existe’, lo hacen, traicionando así a sus compañeros que fueron asesinados, mutilados o secuestrados por la banda. Aquellos que antaño se permitían el lujo de mirar por encima del hombro a los diputados de derechas, alardeando de superioridad moral e intelectual, hoy asumen sin sonrojo alguno su complicidad con el peor gobierno de toda la historia de España. Tal es su incompetencia y tal su falta de escrúpulos.

Esos libros míos

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