viernes, 12 de julio de 2013

En UGT también cuecen habas

Creo que siempre que Anonymus publique una información, cierta o no, de cualquier español que tenga un cargo, la gente, en términos generales, tenderá a creérsela.
Esto es así porque en España, en términos generales, un cargo es un fin en sí mismo. No un medio para hacer cosas, quizá por fortuna, porque otra de las características de España es el carácter imperativo de sus habitantes, forjado éste a través de la convivencia secular con monarquías absolutas, dictadores y oligarcas aprovechados. De modo que dado este carácter imperativo cuando un español que tiene un cargo quiere hacer algo lo hace de ese modo. Si sale bien, todo el mérito es suyo; si sale mal, generalmente sabrá encontrar el modo de cargar la culpa a otros.
El hecho de que el cargo sea un fin en sí mismo tiene un inconveniente: cuesta más resistirse a meter la mano en el cazo cuando se le tiene delante. El encargado de las compras de sellos de una empresa no fumaba, pero como cada vez que hacía una compra el estanquero le regalaba dos cartones de tabaco, se hizo fumador; podía repartir el tabaco en la empresa, pero prefería fumárselo él.
El problema es que UGT es necesario, como también lo son los otros sindicatos y los partidos políticos, lo que sería necesario es que se financiaran y funcionaran de otra manera. ¿Cómo se financia esto? Pues es muy difícil cambiar el actual estado de cosas, porque a quienes mandan, y sólo a ellos, les va bien.
Por otra parte, entre quienes mandan en los partidos y en los sindicatos y, en general, en todos los centros de poder, también abunda el citado carácter imperativo, junto con una escasa voluntad de dejarse aconsejar, y es seguro que entre ellos hay innumerables psicópatas, que se han aprovechado del descuido social en este punto para colarse.


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