Creo que siempre que Anonymus publique una información, cierta o no,
de cualquier español que tenga un cargo, la gente, en términos
generales, tenderá a creérsela.
Esto
es así porque en España, en términos generales, un cargo es un fin
en sí mismo. No un medio para hacer cosas, quizá por fortuna,
porque otra de las características de España es el carácter
imperativo de sus habitantes, forjado éste a través de la
convivencia secular con monarquías absolutas, dictadores y oligarcas
aprovechados. De modo que dado este carácter imperativo cuando un
español que tiene un cargo quiere hacer algo lo hace de ese modo. Si
sale bien, todo el mérito es suyo; si sale mal, generalmente sabrá
encontrar el modo de cargar la culpa a otros.
El
hecho de que el cargo sea un fin en sí mismo tiene un inconveniente:
cuesta más resistirse a meter la mano en el cazo cuando se le tiene
delante. El encargado de las compras de sellos de una empresa no
fumaba, pero como cada vez que hacía una compra el estanquero le
regalaba dos cartones de tabaco, se hizo fumador; podía repartir el
tabaco en la empresa, pero prefería fumárselo él.
El
problema es que UGT es necesario, como también lo son los otros
sindicatos y los partidos políticos, lo que sería necesario es que
se financiaran y funcionaran de otra manera. ¿Cómo se financia
esto? Pues es muy difícil cambiar el actual estado de cosas, porque
a quienes mandan, y sólo a ellos, les va bien.
Por
otra parte, entre quienes mandan en los partidos y en los sindicatos
y, en general, en todos los centros de poder, también abunda el
citado carácter imperativo, junto con una escasa voluntad de dejarse
aconsejar, y es seguro que entre ellos hay innumerables psicópatas,
que se han aprovechado del descuido social en este punto para
colarse.
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