jueves, 11 de julio de 2013

Hablar de lo importante

En esta vida cada cual da la importancia que quiere a las cosas. Lo que para unos puede ser irrelevante, para otros puede ser cuestión de vida o muerte.
Un contribuyente español, abrumado por el hecho de que todo el tiempo le están diciendo que ha vivido por encima de sus posibilidades, se asombra de que la campaña electoral del PP costará mucho más que un Potosí.
O sea, que quienes pretendían arreglar los males que el inconsciente y derrochador gobierno de Zapatero habían producido no tenían reparo en gastarse una millonada para ganar las elecciones. Y todo eso mientras miles de contribuyentes que “habían vivido por encima de sus posibilidades” se arruinaban, se iban al paro o perdían sus viviendas.
Lo importante para Rajoy era ganar las elecciones. Para quienes no pueden comprar el medicamento que necesitan, porque el ministro lo ha suprimido de las prestaciones de la Seguridad Social, “porque no es necesario”, lo importante es el medicamento, porque sin él no pueden pasar. El dilema es el siguiente: ¿comprar medicamentos o comida?
Hay que confiar en el gobierno para poder salir del atolladero en que estamos. El problema viene cuando el presidente del gobierno reconoce que unas cosas son más importantes que otras y entonces el pobre comprende que no es nadie. ¿Y cómo se puede confiar en alguien que no le da importancia a uno?
Si el PP hubiera dado importancia a quienes se veían atenazados por la angustia no se hubiera gastado esa gran cantidad de dinero en la campaña electoral.
Tampoco hubiera consentido el derroche en las Comunidades Autónomas en las que gobernaba. Y en la tesitura actual se ve claramente que tienen más interés en ganar las próximas elecciones que en solucionar los problemas de quienes ingenuamente les han votado.
Hay ilusión en España y esa es la base para superar problemas. Lo que ocurre es que toda esa ilusión la administra La Casta.
 

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