En
España, las cosas se hacen así: Felipe González se empeñó en
hacer el AVE Madrid-Sevilla; el interés de José María Aznar estuvo
en el Madrid-Valladolid; luego, Magdalena Álvarez quiso que se
hiciera el Madrid-Málaga; José Blanco tampoco quiso ser menos y
“obsequió” a sus paisanos con el Madrid-Ferrol.
Todo
el mundo sabe que esos personajes no llevaron a cabo sus proyectos
con dinero suyo, porque de ser así se hubieran esmerado mucho. O
sea, se hubieran asegurado de que esas líneas eran rentables y que,
además, eran seguras. Porque ahora a ver quién sube a un tren.
Saber que la vida de uno está en manos de un maquinista del que no
se sabe nada no resulta muy prometedor.
Resulta
que hay sistemas para evitar el error humano, pero son caros. Al que
compra el billete no se le dice lo que hay.
En
España también se hacen estas otras cosas. La oposición critica lo
que hace el gobierno hasta que llega un momento en que se convierte
en gobierno. Cuando ocurre, en lugar de repasar todo lo que había
hecho el de antes, y que había criticado por activa y por pasiva, lo
da por bueno y se dedica a producir sus propias burradas. La sucesión
de gobiernos en España viene a ser lo mismo que lo de aquel arriero
que iba poniendo albarda sobre albarda. Hasta que el que burro,
cansado de tanta burrada, se le queda mirando al arriero. Un
reproche mudo es lo que puede hacer el contribuyente español después
de haber enterrado a los muertos.
No
sé si al final le cargarán toda la culpa al maquinista o si, quizá,
alguien preguntará que dónde estaba Dios.
Ana
Pastor, José Blanco, Mariano Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero,
José María Aznar, Felipe González deberían hacerse
corresponsables.
'Hablar en público y en privado'
'El olvido de sí'
'Todo es posible'
'Bélgica'
'Mala farma'
'Ascuas de luna'
'El secreto de Bretón'
'Nuestra mente maravillosa'
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