miércoles, 10 de julio de 2013

Un asunto del que no habla la Iglesia Católica

Es un hecho proverbial que la Iglesia Católica trata de influir en las decisiones de los gobiernos de aquellos países, entre ellos España, en los que sus fieles lo permiten y salen a manifestarse a la calle cuando las jerarquías eclesiásticas lo piden.
Lo hace en el caso del aborto, en el que no se limita a pedir a sus seguidores que no aborten y a ayudar a las embarazadas que no quieran abortar, sino que pretende que el gobierno legisle según sus deseos.
Ocurre lo mismo en el caso de la homosexualidad, aunque en este caso la homofobia eclesial resulta un tanto sospechosa. Es de común dominio que hay muchos homosexuales entre los curas y las monjas. ¿Quizá se pretende tenerlos a raya? La excusa que dan los responsables viene a ser como si se pretendiera poner puertas al campo. No condenan a los homosexuales, sino sus prácticas. En esta vida hay cosas que no hacen daño a nadie y cosas que hacen daño a otros.
Por ejemplo, la Iglesia no dice nada de los psicópatas. Al menos, yo no me he enterado. Y la cuestión no es baladí. Puesto que de los psicópatas no cabe esperar nada bueno, la pregunta que surge es: ¿están condenados de antemano? ¿Qué opina la Iglesia de esto?
Lo único que interesa a estas personas es la satisfacción de sus caprichos o deseos y para ello no dudan en utilizar todas las armas al alcance de su mano, siempre y cuando lo puedan hacer impunemente. De modo que una persona se puede casar con un psicópata, sin ser consciente de ello, y tener que soportar luego todos los inconvenientes que se pueden imaginar. O los psicópatas pueden llegar a las alturas de las cumbres financieras y políticas y organizar una hecatombe.
Pero a lo mejor, los psicópatas también han llegado a las alturas de la Iglesia. Podría ser por esto que calla sobre el particular.


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