Un
grupo de sindicalistas se ha concentrado para insultar a la juez
Mercedes Alaya, cuya labor en estos momentos consiste en velar por el
buen uso de una parte de los impuestos.
Concretamente
está investigando como pudo producirse el saqueo a las arcas
públicas en el caso de los ERE falsos. Y los sindicalistas, en lugar
de apoyarla, como sería su obligación, la insultan llamándola fea
o pepera.
Decirle
fea, en grupo y sin venir a cuento, es claramente un insulto
machista. Es de esperar que las Femen no se lo tengan en cuenta, no
vaya a ser que monten otro numerito por eso. Sería un espectáculo
digno de ver el de los sindicalistas saliéndose de madre, en contra
de una honrada juez, y las de Femen enseñando las tetas para
protestar contra los deslenguados.
Lo
de pepera como insulto también tiene su miga. No sé cuáles son las
simpatías políticas de la juez, pero sí que tiene derecho a
tenerlas. Y mientras no contaminen su trabajo no pasa nada. ¿O es
que cuando un juez investiga al PP se le insulta llamándole
socialista?
Lo
ideal sería que los jueces fueran totalmente independientes del
poder político, pero los sindicalistas no piden eso.
La
mejor defensa de los trabajadores, por encima incluso de los
sindicatos, es un juez independiente. Los sindicalistas deberían
exigir la independencia de los jueces, para poder defender con más
garantías los derechos de los trabajadores.
La
juez Alaya está llevando a cabo una investigación sobre un fraude
descomunal que ha perjudicado gravemente las arcas públicas y, por
tanto, a las clases más desfavorecidas.
Esos
sindicalistas que la insultan tan groseramente no pretenden colaborar
con la justicia en el esclarecimiento de los hechos, sino que
pretenden amedrentar a la juez y desprestigiarla ante la opinión
pública.
Curioso
modo de defender a los trabajadores el de estos sindicalistas.
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