Es
evidente que en esta vida abundan los que no tienen claros los
conceptos. Las víctimas del terrorismo lo son simplemente porque los
terroristas se han fijado en ellas; o porque estaban en un lugar, o
pasaban por él, en el que los etarras habían puesto una bomba.
No
sé si Calparsoro estará conforme con que yo llame etarras a quienes
quieren seguir siendo etarras, hayan pasado por la cárcel o no.
Volviendo
al caso, las víctimas del terrorismo no tienen que justificar ni
merecer nada. No tienen ninguna culpa de lo que les ocurrió. Pueden
ser mejores o peores, de derechas o de izquierdas, pero sobre todo
son víctimas.
La
sociedad española está en deuda con ellas, puesto que no ha sabido
dotarse de gobiernos eficientes en la lucha contra el terrorismo,
motivo por el cual la banda etarra ha sido inusualmente longeva.
Todos
los políticos que se consideren decentes están obligados a
dispensar un trato especial a las víctimas del terrorismo en cuanto
a tales, aunque ideológicamente estén en el lado opuesto. Uno de
los mejores modos de demostrar comprensión y cariño a las víctimas
consiste en mandar a ese sitio que Albert Boadella unió a la palabra
concretamente a los integrantes y simpatizantes de Bildu,
Amaiur y similares.
Una
cosa es aparentar que se está con las víctimas y otra muy diferente
estar con las víctimas. No es de recibo incrustarles un Peces-Barba,
ni tratar de aprovecharse de ellas electoralmente.
Hay
que atenderlas, sin esperar nada a cambio, porque se les debe. Si
estuvieran bien atendidas no serían necesarias las asociaciones de
las víctimas.
Conviene
recordar que la etarra que el gobierno español ha tenido que soltar,
por culpa principalmente de la incompetencia y desidia de los
sucesivos gobiernos españoles, se envolvió en la ikurriña.
¿Qué
miedo tienen de hacerlo constar los que se dicen amigos de las
víctimas?
'Iluminados y perversos'
'Cien palabras'
'La caída de Madrid'
'La muchacha de Catulo'
'Niños, adolescentes y redes sociales'
'El franquismo'
'Hablar en público y en privado'
'El olvido de sí'
'Cien palabras'
'La caída de Madrid'
'La muchacha de Catulo'
'Niños, adolescentes y redes sociales'
'El franquismo'
'Hablar en público y en privado'
'El olvido de sí'
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