Hay
que recalcar que es uno de los siete padres de la Constitución para
que se vea el percal. Este sujeto que ahora anima a los catalanes a
la secesión es del mismo partido que Pujol.
Según
las crónicas, los hijos de Pujol, pese a no disponer, aparentemente,
de muchos recursos económicos conseguían que los bancos les
prestaran ingentes cantidades de dinero. O sea, los bancos tenían
información, pero el partido y Miguel Roca tampoco, y eso que es un
fuera de serie, como lo demuestra el hecho de que esté en numerosos
Consejos de Administración.
Miguel
Roca no sabía nada de lo que hacía Pujol, y ni siquiera lo
sospechaba, pero ahora que ha salido a luz, en lugar de alarmarse y
de llevarse un disgusto al enterarse de que su amigo es así, teme
que el fervor secesionista de los catalanes se enfríe. No le importa
al sujeto que en caso de consumarse la secesión muchos catalanes se
arruinen e incluso se mueran de hambre. No le importa el número de
familias y amistades rotas a causa de la locura secesionista.
Yo
creo que lo de Roca es tan grave como lo de Pujol. La corrupción no
sólo tiene que ver con el dinero. Me parece adecuado además que se
hable de Roca en el libro '1978. El año en que España cambió de
piel'.
Roca
ha escrito un artículo en La Vanguardia. Somos unos cuantos los que
estamos atentos a este panfleto para ver si a Juliana le da por
escribir otro 'editorial conjunto', o sea, 'democrático'; nótense
las comillas. En lugar de Juliana, que a saber lo que estará
pensando, aparece el ínclito Roca (este apellido incita a pensar en
algo duro). Dice que Catalunya (le tiene manía a la eñe, lo
adivino) somos todos. Pues no. A muchos catalanes los señalan como
botiflers y les hacen la vida imposible.
La
cosecha que da el nacionalismo, Roca, Pujol, Mas, Duran Lleida,
Carod, Junqueras, Rahola, es elocuente.
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