El
concepto de la patria es variado. Hay quién dice que su patria es su
poesía, hay quien dice que son sus amigos o los lugares de su
infancia; otros dicen que su patria es el mar; no faltan quienes
tildan a sus sueños como su patria. Lo que cuesta averiguar es cuál
será la patria de los Pujol. ¿El dinero? ¿Suiza? ¿Catalunya?
¿Espanya ens roba? A la luz de las últimas noticias parece difícil
de averiguar.
Lo
que particularmente me enoja es la inepcia de los sucesivos ministros
de Hacienda, que,
pese a cobrar por su trabajo, han sido incapaces de detectar todo lo
que ahora ha contado este Pujol, tan desvergonzado como siempre. Ese
Pujol que dijo: si tiramos de la manta todos nos haremos daño. No me
extrañaría que no se hiciese ningún daño ni tirase de la manta. Y
también se cachondeó, allá por 1999, de los ministros de Hacienda:
«He
sido el político más investigado de este país, del derecho y del
revés, y nunca me han encontrado nada.».
Ahora se ve que era recochineo.
Por
su parte, los tarugos enfermizos ya van dando su opinión. Dice que
es una maniobra de los espanyoles para frustrar el proceso
secesionista, que ellos llaman soberanista.
No
me extrañaría nada que si Pujol se presentara a las elecciones en
Cataluña, las ganara por mayoría absoluta. Ya ocurrió así tras lo
de Banca Catalana. Se arruinaron muchos catalanes, pero se arruinaron
a gusto. Pujol se envolvió en la bandera.
Arturo
Mas ha hecho el ridículo una vez más, al decir que se trata de un
asunto privado. El director de La Vanguardia, Marius Carol, al
referirse al asunto ha escrito el artículo más cómico de toda su
vida. El dueño de este panfleto, que antaño fue un gran periódico,
debe de estar muy contento. Quizá esté tramando ahora un editorial
conjunto en el que se le eche la culpa a Espanya. De ERC mejor no
hablar.
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