jueves, 31 de julio de 2014

El ridículo papel de La Vanguardia

La Vanguardia fue un gran periódico que pudo convertirse en el mejor de España, pero para conseguir esto tenía que salvar dos obstáculos: su tendencia a lo pueblerino y su carácter perdedor.
La tendencia a lo pueblerino se sustenta en que acogía en sus páginas a Joan Fuster, cuyo mayor mérito fue el de hacerles la pelota a los catalanistas, que no a los catalanes, y luego se convirtió en el referente de los catalanistas valencianos, otros elementos dignos de estudio.
La Vanguardia se suicidó al llegar el Estado de las Autonomías, porque se entregó al gobierno catalán y comenzó a vivir de las subvenciones y a no ver ni contar lo que sucedía en la propia casa, o sea, en Cataluña. Si hay que criticar a alguien, para eso están el PP, Ciudadanos o UPyD.
El grado máximo del ridículo lo alcanzó con el editorial conjunto, que dicen que fue redactado por uno de los suyos, nada menos que Juliana. Un editorial conjunto es lo más opuesto al periodismo, y el objeto del tal editorial fue lamentable y mereció la risa espontánea y unánime de los no contaminados por el virus del nacionalismo.
Y ahora está todo el mundo esperando que Juliana haga otro editorial conjunto glosando la hazaña de Pujol, que quizá cabría incluirla en el Guinness, menudo record. Tantos años haciendo de las suyas sin que nadie se diera cuenta, tanto que le querían al bueno de Pujol. Pues si no se fijaban en lo que hacía es que no le querían tanto.
Pero no sólo es La Vanguardia la que hace el ridículo. Un cura descerebrado ha dicho una misa por Pujol. Poco le importan al cura las gentes a las que ha podido perjudicar el 'Honorable', ja. Y por ahí va Mas ahondando en la herida sin darse cuenta.
Sólo falta que el nuevo Rey le retire el título de Grande al que ha demostrado que es pequeño.


No hay comentarios: