Si
se escribe en Google cien curas vascos, en el resultado de la
búsqueda aparece una serie de noticias que para mí son fechorías.
Supongo que a los Bildu y a los tibios les parecerá otra cosa. Por
cierto, qué cosa esa la de ser tibio. Y hay tibios que van a misa y
se tienen por muy buenas personas. Lógicamente, eso es un imposible
metafísico.
El
caso es que hay cien curas que han protestado contra el obispo de San
Sebastián. Y en su protesta se declaran como nacionalistas, o sea la
mayor peste inventada por el ser humano. Y ahora le preguntaría yo
al papa que cómo es que no los ha excomulgado todavía.
La
Iglesia está muy acostumbrada a pedir dinero, pero mientras albergue
a tipos de estos entre sus filas no se le debería dar ni un céntimo.
Es
que si estos curas hubieran protestado antes contra Setién y contra
Uriarte. Pero no, lo que hacían estos dos impresentables, tampoco
excomulgados por el papa, les parecía bien.
El
nacionalismo se basa en el odio al otro y en la exaltación enfermiza
de lo propio. ¿Qué tiene eso que ver con la Iglesia Católica? ¿Por
qué permiten esas conductas las autoridades religiosas?
Entre
los firmantes de la carta hay uno que sufrió pena de cárcel por
etarra. Creo que hubiera sido más justo que estuviera al menos el
doble de tiempo. El juez que lo condenó interpretó como atenuante
lo que sin duda era agravante.
Es
poco probable que los integrantes de este subproducto clerical se hayan
interesado por las víctimas del terrorismo, por la salvaguardia de
su dignidad y por los crímenes sin resolver. A lo largo de su escrito
demuestran que las personas les importan poco. Hablan de 'la
pacificación de nuestro pueblo'. ¿Qué 'nuestro pueblo'? ¿'Qué
pacificación'? Hay una banda criminal cuyos integrantes se burlan de
las víctimas y de todos.
Es
un error gravísimo del papa que no expulse fulminantemente a esos
tipos de la Iglesia.
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