domingo, 27 de julio de 2014

Atacar a Cataluña


Bueno, los catalanistas, puesto que tienen proscritas a la eñe y a la che, escriben Catalunya. El caso es que Jaime Matas, Luis Bárcenas y Carlos Fabra están en la cárcel. Félix Millet, Narciso Serra y Jorge Pujol están en sus casas.

Cuando un gran número de catalanes perdió ingentes cantidades de dinero, y bastantes se arruinaron por completo, se demostró que sarna con gusto no pica. Pujol se envolvió en la bandera catalana, culpó a los espanyoles y propuso en la Junta de Accionistas que el valor de las acciones pasase a ser de cero pesetas. Los accionistas, en lugar de exigir que la policía revisase las cuentas, estuvieron conformes con la propuesta, es decir, regalaron el patrimonio invertido. Y cuando hubo ocasión le votaron mayoritariamente. ¿Y ahora qué? Pues supongo que igual. El virus del nacionalismo cuando pica pica fuerte. Y no hay peor ciego que el que no quiere ver.

No hay más que fijarse en la actitud de Rahola, la Belén Esteban catalana, que da 'lustre' y 'empaque' a todos los sitios en los que participa.

La actitud del gobierno catalán, con Arturo Mas a la cabeza, no ha sido todo lo contundente que debía, sino que más bien trata de restar importancia al caso, con lo cual el escándalo salpica todos los votantes del partido. José Antonio Duran Lleida se fue por la puerta de atrás, y ahora ya sabemos los motivos.

Cuando lo de Banca Catalana, que supuso la ruina de muchos, pero no de Pujol, Jorge Solé Tura no quiso comulgar con las ruedas de molino que se ofrecieron a la opinión pública y los catalanistas se lo hicieron pagar. Del mismo modo actuarán ahora, porque los catalanistas no se arrepienten nunca, con quienes no se traguen la nueva y enorme bola que ha puesto en circulación el que algunos se empeñaron el llamar 'hombre de Estado', y quien quiere verlo ya ve lo que en realidad es.


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