Después de haberle hecho un daño
considerable a Cataluña y, como consecuencia, a España, este
político preso se presentó ante el Tribunal Supremo disfrazado de
cordero, pero los jueces no se dejaron engañar, lo que supone un
alivio para las personas honradas y trabajadoras, que han tenido que
ver que los frutos de sus años de trabajo se han devaluado por su
culpa.
Junqueras ahora se las da de muy devoto e
incluso de poeta, pero si fuera tan devoto como dice comenzaría por
hacer examen de conciencia y pedir perdón por sus culpas, bien
entendido que eso no significa que tenga que salir de la cárcel,
porque si reconoce sus culpar tendrá que admitir al mismo tiempo que
merece un castigo, que es lo que tendrán que determinar los jueces
cuando se celebre el juicio.
Lógicamente, todos los impresentables
rufianes del mundo malinterpretarán el auto del Tribunal Supremo,
pese a que es de una claridad diáfana. Lo propio de las malas
personas es hacer el mal y a eso están dispuestos siempre.
Los cómplices de Junqueras y del fugado
Puigdemont ya saben que la impunidad, en la que tanto han confiado,
no existe, así que van a tener mucho cuidado en adelante. Forcadell
ha comprendido que cualquier ilegalidad que cometa será considerada
agravante cuando la juzguen y los que están fugados en Bruselas ya
piensan en su manutención, porque no tienen ninguna intención de
volver, pero necesitan alimentarse y tener un lugar en el que
pernoctar y de momento parece ser que tienen esa cuestión resuelta,
pero no saben hasta cuando.
Mientras tanto, el deterioro de Cataluña
prosigue, porque el nacionalismo es una enfermedad incurable y como
medida desesperada para salvar lo que se pueda de la quema ha surgido
Tabarnia, pero esta idea no servirá para que los nacionalistas se
curen, así que no habrá más remedio que ponerla en práctica
cuanto antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario