En un artículo sobre la cuestión se
informa de que en España hay más de un millón de psicópatas puros
y cinco millones de psicópatas integrados. Ignoro si el cálculo es
correcto, pero aunque las cifras fueran significante menos, el asunto
es preocupante.
En otro trabajo más extenso, hecho por
un especialista, se relaciona la psicopatía con el capitalismo, idea
que no me parece muy afortunada, puesto que si queda bien claro que
lo que atrae a los psicópatas es el poder, en un régimen como el comunista es en
donde se pueden encontrar más a sus anchas.
En el capitalismo es en donde se les
puede poner freno, otra cosa es que no se haga, en el comunismo
pueden alcanzar, y seguramente lo han hecho más de una vez, el poder
absoluto.
Particularmente, pienso que la crisis en
la que todavía estamos inmersos, aunque ya se vaya vislumbrando la
salida, fue obra de unos cuantos psicópatas. Como es sabido,
únicamente les interesa su propio provecho y no les preocupan las
consecuencias de sus actos. Relacionar esta actitud con el
capitalismo es un error, puesto que el capitalismo no induce a actuar
de ninguna forma, son las personas que viven dentro del sistema las
que actúan de un modo u otro. Dentro del capitalismo hay muchas
personas, digamos que la mayoría, que sí tienen en cuenta las
consecuencias.
Al margen de todo esto y a la vista de la
magnitud del problema, me ratifico en mi idea, dicha ya muchas veces,
de que los psicópatas habrían de ser identificados y deberían tener
vetado el acceso al escalón máximo de cualquier actividad. Es
decir, siempre tendría que haber alguien por encima de ellos en el
escalafón. Un psicópata no debería llegar a ser nunca presidente
de ninguna empresa, ni tampoco director general. Los psicópatas
tampoco deberían ser admitidos en la política.
Quizá nos llevaríamos muchas sorpresas
si pudiéramos saber de entre los personajes famosos quienes lo son.
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