domingo, 14 de enero de 2018

La alfalfa está de vuelta

Durante un tiempo, quizá porque escasearía la alfalfa, acaso por algún contratiempo capaz de causar trauma, se leían menos rebuznos (sintonizar alguna emisora para escucharlo en directo o verlo en televisión es masoquismo, por el riesgo cierto de contagio de la burricie, o de que despierten en uno sentimientos indeseables).
Claro que rebuznos no han faltado, andan por ahí los tardás, los oteguis, los rufianes, las raholas que asombrarían al personal, si no fuera porque ya estamos curados de espanto y sabemos hasta que punto puede se puede degradar el ser humano y tenemos noticia de la banalidad del mal. Algunos de los elementos que pululan por España, cobrando del erario han manifestado explícitamente su afección por la guillotina, otros no hace falta que lo digan y al resto de la peña se le adivina. Curiosamente, son lo que siempre están hablando de Franco.
Suelen invocar a los trabajadores, especialmente a los más pobres, para que les voten, pero luego no hacen ninguna propuesta en orden a aliviar la carga impositiva que soportan sobre sus hombros, como sería la de cerrar todas las televisiones regionales, puesto que todas sin excepción se financian con los impuestos; tampoco proponen que se supriman las subvenciones a los medios, lo cual es claramente corrupto, ni que se deje de manipular a los niños en las escuelas, ni tantas otras cosas que beneficiarían a los trabajadores y especialmente a los más pobres.
Lo que quieren de los trabajadores, y de todos los que se unan a ellos, es que sean sus cómplices para el asalto al poder; lo que ofrecen a los pobres es una supuesta venganza contra los ricos, teniendo en cuenta que ellos procuran hacerse ricos y cultivan la amistad de algunos millonarios, o sea que se vengarían de los ricos del PP y de algunos del PSOE.
Se conoce que la alfalfa les sienta muy bien y les da ideas, pero los demás no tenemos por qué comerla.


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