lunes, 13 de agosto de 2018

Cuando los incendios estaban controlados

Hubo un tiempo en que los incendios estaban razonablemente controlados en toda España. Se hacían labores de prevención, había servicios de vigilancia y equipos preparados para intervenir inmediatamente.
Todo se fue a pique cuando Zapatero vació la caja, muchas empresas tuvieron que cerrar, el paro creció de forma desorbitada y muchas familias se arruinaron para siempre. Zapatero se fue, pero antes enseñó el camino: recortes a los funcionarios y a los pensionistas. A continuación pidió que lo hicieran marqués.
Vinieron los recortes y, efectivamente, no iban los políticos a suprimir esos chiringuitos inútiles para los ciudadanos, pero útiles para ellos, porque les sirven para colocar a todos sus amigos, o casi todos. No iban a recortar en esas televisiones autonómicas, que cada vez tienen menos audiencia, pero les sirven para hacerse publicidad, o para promocionar dialectos con fines espurios y estúpidos, ambas cosas juntas.
Los recortes se han hecho a los sueldos de los funcionarios, a las pensiones, a la sanidad, a la prevención de incendios, a los servicios públicos.
En Valencia se están gastando millonadas en imponer el dialecto catalán, en hacer creer que aquí nunca se ha hablado español -¡hay que ser cretino para tener ese propósito!-, en reabrir una televisión que con buen criterio se había cerrado -otra cosa es el modo y la forma, cuestiones en las que no entro-, y mientras tanto se deja la casa sin barrer y se quema el monte, incluso en los aledaños de los pueblos o de las urbanizaciones y mucha gente se queda sin casa, y Oltra y Puig y otros hacen el payaso, culpando a otros, quizá a Franco, acaso a Rajoy, porque no son capaces de hacer autocrítica, porque, incluso en su torpeza, saben que lo están haciendo muy mal, saben que lo suyo es malasombra, desidia e incompetencia. ¿Por qué en lugar de querer adoctrinar a los valencianos para que hablen el dialecto catalán no hacen el trabajo por el que cobran?

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