Catalá es aquel ministro de Justicia que
debió ser destituido inmediatamente al hacer aquellas declaraciones
tan improcedentes acerca del juez discrepante en el juicio a La
Manada.
Como le expliqué a cierta persona en
relación con ese caso, lo que no puede ser es que porque alguien
diga algo tú vayas a la cárcel. Las acusaciones hay que probarlas y
si no fuera así todos estaríamos en peligro. Lo que hizo el juez
discrepante fue comprobar que las pruebas aportadas eran suficientes
para condenar a los acusados. Si el señor ministro de Justicia de
ese momento no fue capaz de darse cuenta del favor que nos estaba
haciendo a todos (y a todas) ese juez, no merecía su cargo.
La fe queda fuera del ámbito de la
justicia. Quienes dicen ‘yo te creo, hermana’ no le hacen ningún
favor a la chica, ni tampoco al feminismo.
Por su parte, la ceguera aducida por la
fiscal general, María Dolores Segarra, para justificar su
indolencia, o inactividad, ante la anunciada prevaricación de la
Generalidad Catalana la inhabilita para continuar en el cargo. Si no
ve ninguna irregularidad en las amenazas de Torra y su gobierno
regional contra quienes quiten la mierda que dejan en las calles, de
forma impune, los fanáticos catalanistas es que padece ceguera
mental. En estas condiciones, lo correcto sería que abandonara el
cargo o la apartaran del mismo.
Pero quien tendría que hacerlo es Pedro
Sánchez, el héroe, ¡Ja!, que nos ha librado de Rajoy. Pero yo
antes que a ese prefería a Rajoy. Como dice Media Markt, no soy
tonto. Una cosa es no estar conforme con Rajoy y otra preferir a
alguien peor. Como decía aquel anuncio de tiempos pasados: Busque,
compare y si encuentra algo mejor, cómprelo. Jamás podrá Sánchez
demostrar que es mejor que Rajoy, lo cual no significa que éste fuera bueno.
'2016.Año bisiesto'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Mujeres de Roma'
'Diccionario de elogios, piropos y voces galantes'
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